EFÍMERO

CAPÍTULO 62

Advertencia: Contenido sensible, no apto para todo tipo de público. Por favor mantener discreción. Leer bajo su propia responsabilidad y seguridad.

♟️♟️

FRÁGILES

HOPE

¿Qué es vivir?

¿Qué es levantarse un día de la cama sin sentir que esta tira de ti con tanta fuerza que no logras salir de ella? ¿Qué es abrir los ojos y sentirte feliz de que una nueva mañana ha llegado? ¿Sentir que tienes la dicha de vivir un día más y no sentir que esto es una condena?

¿Qué se siente pensar con felicidad y regocijo en todas las cosas que puedes llegar a hacer y ser?

Pero ¿y si el mismo hecho de pensar en todo lo que puedes lograr te agota y drena la energía? En las expectativas que tienen puesta en ti. En la confianza y fe que ponen en tus hombros. ¿Y si todo eso solo va hundiéndote lentamente hasta sentir que no tienes fuerzas para dar un paso más?

No sé qué se siente vivir con alegría. Perdí el sentido de esta hace mucho. Perdí las ganas de salir adelante hace años. Porque mis ganas de vivir murieron con mi alma cuando me drogaron por primera vez en contra de mi voluntad.

Cuando me condenaron a la miseria con una simple aguja. Cuando me destruyeron desde dentro hasta no dejar nada más que cenizas de lo que fui. Cuando decidieron por mí y eligieron romperme en mil pedazos por un poco de diversión.

Y esa fue la primera vez que me forzaron a hacer algo que no quería y no fue la última. Mi cuerpo y mente es tan débil que no tengo fuerzas para luchar contra alguien que desee imponer sobre mí. Porque no pude decirle que no a ese hombre que me sometió por unas miserables drogas. Porque no pude decirle que no a estas mismas.

Dejé que me tocara. Dejé que hiciera lo que quisiera conmigo con tal de unas migajas de felicidad momentánea. Entregué más que mi cuerpo cuando acepté y le di la facultad de hacerme trizas con su toque. Porque le di el poder de ensuciar mi alma y reducirla a nada.

Dejé que hiciera y deshiciera conmigo a su antojo, como si fuera una simple muñeca que solo sirve para recibir y fue mi culpa. Yo le dije que sí, yo acepté que lo hiciera y yo fue la única responsable de que él vulnerara mi cuerpo.

Yo me condené.

Y todo eso fue porque soy jodidamente débil. Porque no tengo fuerza. Porque no tengo valor ni valentía para alzar la voz ante nadie más. Porque no tengo la fuerza para luchar por mí. Ya he sido callada tantas veces, aunque lo intente, que el esfuerzo solo me desgastará más. No tengo nada que perder. Ya no soy nada, pero ¿alguna vez he sido algo? ¿Alguna vez he tenido valor alguno? ¿Siempre he sido lo que soy hoy? Una simple mierda inservible y desechable.

Sí, siempre lo fui. Aunque traté de convencerme de que no lo era, siempre fue de esa forma y siempre fui vista de esa forma por todos.

Porque si tu madre es capaz de mofarse, humillarte, someterte, condenarte y hundirte, es porque jamás tuviste algún tipo de valor, ¿verdad? Si quien me dio la vida fue capaz de destruirla y reducirla a cenizas, ¿qué me queda para el resto del mundo?

Nada.

Simplemente nada.

Como siempre lo ha sido.

♟️

Lucho para despertar, para abrir los ojos y mantenerlos de esa forma. Porque si no despierto de golpe por alguna pesadilla, tengo que batallar para pelear contra los somníferos y pastillas que me dan para obligarme a dormir.