LA DETERMINACIÓN DEL HERIDOHEAVEN
—Entonces, esta sería la última caja que había en el camión, señorita —habla el hombre de la mudanza.
—Muchas gracias por todo —le respondo mirando las pesadas cajas donde mis pertenencias yacen —lo acompaño al ascensor.
El hombre asiente y se gira para salir del departamento. Caminamos hasta el ascensor del piso y esperamos a que se abra. Mi vista se gira para mirar esa puerta en específico por unos cortos segundos.
—Señorita —carraspea—, el ascensor ya está aquí —la voz del hombre me saca de mis trance.
—Claro —estiro mi mano—. Muchas gracias otra vez, tendré su numero de contacto ante cualquier situación.
—El gusto fue el mío —toma mi mano apretándola suavemente. Lo miro entrar al ascensor e irse por este con una sonrisa en sus labios.
Me giro para ir a mi nuevo departamento, pero me detengo en esa puerta.
¿Debería avisarle que ya estoy instalada?
—¿Eh? —balbuceo—. ¿Por qué coño le avisaría algo a él? —me rio de mí misma.
Camino directo a la puerta ya abierta de mi departamento y entro cerrando la puerta suavemente. Me apoyo en esta y cierro mis ojos. El proceso de mudarme fue rápido, la despedida con River fue rápida. No vivir con ella es algo que me alivia y, a la vez, me aprieta el corazón.
Decido no pensar tanto en ello, a pesar de haber vivido toda mi vida con River, es momento de dejarla. Tanto ella como yo nos hemos acostumbrado erróneamente a la idea de vivir juntas como algo definitivo. Nos aferramos a la otra por mucho tiempo.
La perdida de nuestros padres nos hizo refugiarnos en la otra para tratar de apaciguar el dolor que sentíamos, pero ya era hora de dejar ir, de dejarnos ir.
Abro mis ojos y veo el gran maldito departamento. Jodidamente elegante y costoso a simple vista. Amueblado y adornado como si una celebridad viviera en el. Ni en mis más remotos sueños mi salario me hubiera permitido comprarme este departamento.
—Bienvenida —suena desde el ascensor privado su voz.
—¡Joder! —grito quedando sin aire por unos segundos, agarrando mi camisa con mi mano sintiendo como si el corazón fuera a salirse de mi pecho—. ¿Qué mierda, Demian? ¿Quieres matarme de un ataque al corazón? —lo escucho reírse y acercarse a mí a paso lento—. ¿Qué carajos haces acá? ¿Cómo pudiste entrar a mi departamento? Podría llamar a la policía y denunciarte por allanamiento a la morada —amenazo.
—Heaven, aunque llames a la policía ellos no me llevarían —se burla.
Me cruzo de brazos —¿Ah, sí? ¿Por qué sería eso?
Demian se acerca a mí con sus manos en los bolsillos de su pantalón de traje. Me tenso ante su cercanía, tragando grueso.
Alerta de peligro.
Sus pies se detienen cuando topan con mis tacones, no despego mi vista de sus azules ojos en ningún momento. Jamás bajo la vista ante nadie, es un lema que mantendré hasta mi muerte.
Demian baja su cabeza lentamente y aprieto mis manos tratando de calmar el deseo naciente en mi cuerpo.
—Porque toda la policía está comprada —susurra en mi oído, erizando mi piel.
Me trago el jadeo que se detona ante su cálido aliento chocando con mi cuello.
Se separa de mi oído sin dejar de verme, como si estuviera satisfecho con mi reacción. Eso toca mi orgullo femenino.
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EFÍMERO
Action«La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.» Las Vegas oculta secretos que nadie desea conocer o, de lo contrario, todo aquel que lo desee sucumbirá ante un solo destino: la muerte. El perfecto oasis de diversión, perversión...