CAPÍTULO 9

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Escuchen la canción para ambientar el capítulo. Yo lo escribí escuchándola jeje.

CAER EN LA TENTACIÓN

HEAVEN

Caminamos hacia el centro del ring, quedando a unos metros de distancia. Miro la posición en la que Demian se pone, algo me dice que la pelea que tendré con él será distinta a la que tuve con Ciara.

Demian no se ve como una persona que se deja llevar por las emociones, Ciara, en cambio, todo el tiempo que peleo lo hizo llevada por sus sentimientos. Lo vi en su cara cuando dio el primero golpe y cuando di el ultimo, ella realmente quería demostrar algo.

—Eres de las personas que al luchar espera que su oponente se acerque—enunció, rompiendo el silencio—. Miras sus movimientos con detención, y piensas en un segundo como contratacar.

Lo miré asombrada. Demian logró leerme, leer mis movimientos, leer mi forma de pelear, leer mi estrategia numero uno. 

—Eso te da ventaja sobre tu oponente—continúo—. Al inmovilizar a tu oponente desde el principio aumentas tus probabilidades de ganar.

Vaya...

—Analizar las situaciones siempre ha sido mi fuerte. Pensar antes de actuar—dicté.

—Buena analogía, pero no siempre te atacaran primero—me señaló con su dedo—. Pero ahora tú me atacaras primero.

Alcé mi ceja. ¿Me subestima otra vez?

—¿Crees que porque espero a que me ataquen no se dar una paliza primero?

Una sonrisa arrogante se formó en su rostro.

—demuéstramelo, Heaven.

Antes de que terminara de hablar alcé mi puño a su rostro, pero el estaba esperando ese movimiento, así que lo esquivó con su mano derecha con facilidad. Alcé mi mano izquierda, sin pensar en el hecho de que me esquivó con facilidad, como distractor y la dirigí a su garganta. Hizo un movimiento con sus manos para detenerme, pero en ese segundo elevé mi rodilla a su abdomen, estrellándola. 

Se alejó de mi llevando sus manos a su abdomen. El golpe no fue tan duro como quería que lo fuera, maldije entre dientes.

—¿Lo mismo que al tipo de Inferno?—preguntó recuperando el aire.

Alcé mis hombros.

—Es una buena combinación, con ella puedo verle la cara de imbécil al oponente cuando lo golpeé—respondí alzando mis puños, colocándolos en posición de combate.

Esta vez fue el quien se acercó a mí alzando sus puños en ataques aleatorios, los esquivaba mirando la posición de su cuerpo al atacar. Su torso se movía en dirección a la mano que alzaría, su mirada siempre apunta al lugar donde impactará el golpe y la posición de su otro brazo dice con la fuerza que vendrá el golpe. Me concentré tanto en deducir sus movimientos que logró darme en el hombro un puñetazo no tan fuerte, solo me hizo retroceder un paso.

Me reí en su cara.

—¿Dónde quedó el "no seré delicado"? ¿Eh, Demian?

—No creo que te guste tener un hematoma en tu cuerpo—siseo con simpleza.

Mi ceño se frunció con fuerza. ¿Me subestima?

—¿Crees que un hematoma me asusta?—me acerqué a él dándome un impulso con mis pies, alzando mi puño derecho, en un gancho, hacia su pómulo. No logró esquivarlo y su rostro se giró bruscamente por el impacto. Seguido estiré mi pierna derecha estrellándola en su costado izquierdo—¡¿Crees que un simple hematoma me asusta, Demian?!—grité mientras daba golpes aleatorios, sin ritmo y el los esquivaba—¡No sabes en el infierno que estuve! ¡No sabes todo lo que me hicieron! ¡Un hematoma no es nada comparado con todo lo que me hicieron!

EFÍMERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora