ASALTOHEAVEN
¡Joder, no llevo bragas!
Tenemos un operativo donde, obviamente, tendré que luchar y no llevo jodidas bragas. Mierda, si no puedo moverme con fluidez mis golpes no serán efectivos, mi flexibilidad se verá profundamente afectada si tengo limitaciones.
Si deseo hacer una llave con mis piernas... jodida mierda, se me verá todo.
¿Sería benevolente de mi parte darle una buena vista al enemigo antes de ahorcarlo con mis piernas? No, como la mierda que no.
No todos tienen el privilegio de verme de esa forma.
Alzo mi vista y la enfoco en el quipo, todos están sacando sus respectivas armas y preparándose. Mi vista cae en Tara, ella está sacando una de las katanas del estante superior. Desenvaina la katana y la blande en el aire, haciendo movimientos circulares con su mano derecha y acerca la katana a su cara, mirando el filo de esta. Observo todo lo que hacer casi embobada, con la katana en la mano transmite seguridad, rudeza y peligro es fascinante.
Recuerdo la vez que me prestó un body y mi mente reacciona.
—Tara—la llamo y camino a ella—, ¿Podemos hablar en privado?
Me mira extrañada, pero asiente. No quiero que el resto sepa que debajo de mi vestido no llevo nada. Caminamos hasta la esquina de la sala y nos detenemos.
—¿Qué sucede?—pregunta.
—¿Tienes unas bragas que puedas darme?—digo directamente.
Sus ojos se abren con sorpresa y una sonrisa perversa se forma en sus labios.
—Claro, tengo unas nuevas en el camerino, sígueme—caminamos y entramos, ella abre uno de los casilleros y saca una bolsa con unas bragas negras—. ¿Fue un buen polvo?—pregunta extendiéndomelas.
Mierda, no puedo decir que fue malo, porque, fue jodidamente bueno. El actuar que le siguió no lo fue tanto.
—Sí, fue un buen polvo—digo riéndome.
—Dudo que Demian te lo haya dicho, pero la llave que te dieron para entrar al cuartel es de tu respectivo casillero—apunta al último casillero de la izquierda—. Ese es tuyo y el de al lado es de Meave. Te recomiendo tener ropa guardada por si el polvo se repite y esta vez te deja sin nada. Además, claro, de las posibles misiones y atracos que tengamos. Estamos en una guerra y tienes que estar preparada, siempre.
—Gracias por el consejo, Tara, lo tendré en cuenta.
Ella asiente y sale del camerino.
En cuanto la puerta se cierra suelto un suspiro. Mierda, no puedo negar que estoy nerviosa, porque como la mierda que lo estoy. Esta es una situación en la que jamás pensé que me vería envuelta: yendo a un laboratorio de narcotráfico para llevarnos el cargamento que tengan.
Niego con la cabeza, pensar mucho en la situación en la que estoy no cambiará nada, tengo que concentrarme.
De nada me sirven los nervios, estoy en esta, jodida, situación y tengo que afrontarlo como poderosa mujer que soy. No temblaré a la hora de luchar con alguien y menos con alguien que es mi enemigo.
Me arregló y camino a la salida. Es el momento de dejar de temblar y de mostrar de lo que soy capaz.
A la salida se reúnen todos frente a tres autos.
—Nos dividiremos en tres autos—comienza Demian—, cada uno tiene la dirección del lugar. Antes de hacer cualquier movimiento se detendrán unas cuadras antes y tantearán terreno. Conmigo vendrá Heaven y Jayden en el segundo auto ira: Nathan, Tara, Ciara y Meave, y en el tercero: Franco, Zev y Megan—explica.
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EFÍMERO
Acción«La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.» Las Vegas oculta secretos que nadie desea conocer o, de lo contrario, todo aquel que lo desee sucumbirá ante un solo destino: la muerte. El perfecto oasis de diversión, perversión...