EFÍMERO

CAPÍTULO 27

NUESTRA CONDENA

HEAVEN

Entro en silencio al departamento y cierro la puerta. Suelto un suspiro y estiro mis brazos. Me duele todo el jodido cuerpo: dormí mal toda la noche y después de ser atacada por el pasado, una vez más, y todo lo que sucedió con Hope agotó mi energía.

—¿Heaven? —me sobresalto y levanto mi mirada hacia River—. Hola, ¿Cómo estás? Pensé que llegarías más tarde. ¿Saliste antes del trabajo? —su voz es baja.

No he hablado con ella aún.

—Hola, River. Mi jefa me dio vacaciones —respondo con una sonrisa un tanto forzada.

—Hm —se rasca la nuca incomoda—. Estoy pensando en que cocinar ¿quieres algo en específico? —pregunta dudosa.

—¿Estofado de verduras? —comento.

River sonríe y no puedo evitar el dolor en mi pecho al darme cuenta de que es la primera vez que está me sonriendo sinceramente desde que discutimos.

—¡Claro! Ahora mismo voy a cocer las verduras para...

—River —la detengo antes de que llegue a la cocina—, debemos hablar.

River juguetea con sus manos un momento, pero asiente. Caminamos al sofá y nos sentamos frente a frente. Las manos de River tiemblan un poco.

—Lo siento —comienzo yo—, no debí gritarte ni tratarte de la forma en la que te traté. No fue justo para ti, no cuando has dedicado tu vida a cuidarme.

—No, yo... —me interrumpe—. Yo voy quien lo siente. He tratado de quitarme la culpa cuidándote, la culpa que guardo en mi pecho hasta el día de hoy. Tomé el papel de madre como si fuera el mío y eso no estuvo bien. Eres mi hermana menor, pero ya eres una adulta y no me di cuenta de ello. No me di cuenta de que ya no necesitabas mi protección y te herí tratando de usar el puesto de mamá cuando no era mi papel —su voz se rompe un poco—. Lo siento Heavy, lo siento por usarte para que la culpa que me envenenaba se disipara. Perdón por no darme cuenta de que ya no me necesitabas.

Acerco mi mano a la suya y la tomo entre las mías, apretándola.

—Siempre te voy a necesitar, River —aseguro—. Siempre voy a necesitar a mi hermana mayor, ¿entiendes?

River se limpia sus lágrimas con su manga y me sonríe.

—Me alegra escuchar eso, me alegra mucho. —sonríe de manera traviesa—. Adivina, adivina —juguetea.

—¿Qué sucede? —pregunto al ver su emoción.

River levanta su dedo anular mostrando un anillo de compromiso bastante hermoso. Llevo mis manos a mi boca tapando mi jadeo.

—¿Qué? Pero... ¿qué? —balbuceo y River se ríe.

—Amalia nos propuso matrimonio a Iván y a mí —sonríe radiante—. Obviamente será una ceremonia simbólica, pero eso no quita el hecho de que estaremos casados.

Mis ojos se llenan de lágrimas que caen por mis mejillas. Ver a mi hermana mayor de esta manera, verla tan feliz, tan libre solo me llena el cuerpo de felicidad. No deseo nada más para ella, no le pediría nada más que a ella siendo feliz y teniendo una vida larga junto a su esposa y esposo.

—Dios mío, ¡felicidades! —me levanto y la abrazo con todas mis fuerzas—. Felicidades, River. Espero que seas muy feliz, espero que cada día junto a esos dos cachondos sea un día lleno de felicidad —la aprieto más a mi—. Estoy tan feliz por ti, hermana.