CAPÍTULO 73

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Tw: Este capítulo tiene contenido violento que puede ser sensible para algunas personas. Por favor, leer con precaución.

EL INFIERNO EN MÍ

HEAVEN

El duro y crudo impacto contra el suelo me dejó sin oxígeno, este escapó de mis pulmones al instante. No pude mitigar la caída, mis manos y piernas amarradas me lo impidieron. Simplemente caí al suelo, golpeando mi cuerpo y cabeza bruscamente. El dolor en mi cráneo estalle, escucho un sonido estático en mis oídos mientras mis ojos buscan enfocar algo, pero mi vista es borrosa.

Ellos me lanzaron al interior de la pestilente, fría y oscura habitación sin piedad alguna, solo logré escuchar sus risas y burlas al quejarme y retorcerme. Malditamente humillante, todo lo que ellos me hicieron y las cosas que dijeron de mí mientras no podía defenderme, me humilló. Si pudiera, habría peleado, sin quedarme callada, pero no tenía fuerzas para ello.

Decir que mi cuerpo dolía con demasía era una minimización de lo que realmente estaba sintiendo en ese momento. Lo que realmente experimentaba desgarraba mi alma de formas inimaginables.

El dolor de sentir cada una de mis heridas abiertas, tirando de mi piel mientras escocían y sangraban sin parar. Los hematomas pintando de horribles colores mi piel, causándome un dolor extremo al tratar de moverme mínimamente. Sentir como mis papilas gustativas eran empapadas por el asqueroso sabor del líquido escarlata de mi propia sangre me generaban horribles nauseas. Pero ninguna de estas heridas y dolores físicos se comparaban con el que mi mente y corazón sentían.

La debilidad, la vulnerabilidad de encontrarme en esa posición denigraba mi ser. Los recuerdos de todo lo que sucedió antes de que terminara en esta inesperada, pero no sorprendente situación, me atormentaba. Hice oídos sordos a las ultimas palabras de los hombres de Eloy antes de que estos cerraran la puerta, dejándome en la oscura habitación a solas.

Al no tener a nadie viéndome, al quedarme en completa soledad, recién pude sumergirme en mi miseria. Fue todo tan rápido que ni siquiera tuve un momento para procesar la situación. Pasé de cerrar mis ojos por el golpe que Eloy me dio a estar siendo torturada, tratando de mantenerme consiente, a estar aquí. Es el único momento en el que me encuentro conmigo misma y todo lo que cae encima me hace desear volver a la sala de tortura.

Quiero volver a ese lugar. Quiero que me dañen físicamente porque el dolor que ahora ataca mi cuerpo desgarra y despedaza con más crueldad que cualquier tortura física que ellos me hayan aplicado hace unas horas. Más, nadie es capaz de controlar su mente y jamás pude mantener la mía en silencio.

La sala dejó de carecer de ruido, ahora gritaban, pero en mi mente.

Mi corazón se rompe al recordar todo lo que viví. Me hago pedazos. Todo pasa por mis ojos como una película, recordándome cada puto momento, cada jodido detalle. Siento como comienzo a temblar, mis ojos se llenan de lágrimas y me retuerzo en mi lugar. Su nombre se repite en mi mente una y otra y otra vez.

La pesadilla hecha realidad; perdí a otra persona que amaba.

Eso no es lo peor de todo, no es lo más doloroso, sino el hecho de que fui responsable de darle fin a su vida. No fui capaz de salvarla. Yo le quite la vida. Fue mi mano la que disparó el arma que la mató. Ella cerró sus ojos para siempre en mis brazos y no pude hacer nada para ayudarla. Fui su asesina. En mi pistola están las huellas de mi delito.

Sentir el dolor arder en mi cuerpo en cada bucle que vivía al recordar los sucesos que llevaron a Meave a su fallecimiento. Me quedó sin aliento y deseo más tortura, deseo más dolor físico porque hay una voz en mi mente que me grita que me lo merezco.

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