CAPÍTULO 38

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CIELO OSCURO

HEAVEN

—Usaremos las sombras y a nuestros aliados para preparar los ataques simultáneos mientras nosotros como equipo nos concentramos en hacer que Heaven entre al círculo cercano de Eloy. Los ataques serán el lunes en la noche, cuando no haya nadie dentro de los lugares —entona Demian—. Meave, Jayden y Zev. Ustedes se juntarán mañana con las sombras y organizarán los ataques. Cuando tengan el plan armado vendrán a mostrarlo al equipo. Dimitri —lo apunta—. Contáctate con los australianos y diles que el momento de actuar a llegado. Deben llegar antes del lunes en la noche —se echa en la silla—. Y por último los quiero a todos aquí el lunes a las 5 A.M. tenemos un plan que pulir.

Escucho como algunos bufan.

—Joder, un poco más tarde no mata a nadie —balbucea Jayden.

—¿A qué hora es la entrevista, Heaven? —ignora a Jayden olímpicamente.

—9 A.M. —respondo aguantando la risa.

—Antes de esa hora todo debe estar en perfecto estado para poder actuar. Es nuestra única oportunidad de entrar al círculo de Eloy —habla sin perder la dureza de su voz—. Estamos bajo ataque, no podemos dudar ni mucho menos pensar las cosas dos veces. Si queremos ganar tenemos que actuar antes que ellos. Ser más rápidos que ellos. Ser el cazador y no la presa.

—Gran semana laboral que tendremos ¿eh? Ataques, espías y la peor de todas: Antonio Davies en Las Vegas —bromea Megan y todos se ríen con lo último, aliviando un poco la tensión.

—La reunión terminó, vuelvan a sus casas con cuidado —concluye Demian y todos comienzan a levantarse de sus sillas para dirigirse a la puerta. Detengo a Caleb antes de que salga.

—Caleb, ¿puedes decirle a una sombra que traiga el botiquín medico? —me mira buscando en mí alguna herida—. Tranquilo, no es para mí.

Caleb asiente mientras me sonríe y sale junto con los demás por la puerta.

—¿E inferno? Es nuestro centro de ganancias más fuerte —pregunta Nathan antes de salir por la puerta como todos los demás.

—Mandaré a las sombras a cuidar con el triple de protección cada club a nuestro nombre. No nos podrán atacar otra vez con ello, tendrán que cambiar la estrategia.

Nathan asiente y sale por la puerta, por la cual al mismo tiempo entra una sombra dejando el botiquín de primeros auxilios en la mesa.

Demian me mira fijamente y baja su mirada al botiquín. Suelta una risa y se levanta de su silla.

—¿No crees que ya es costumbre que te quedes cuando todos se van? —bromea.

—Una costumbre que pretendo romper —lo corto—. Ahora, muéstrame la herida —demando.

—¿Desde cuándo lo supiste? —pregunta.

Abro el botiquín y saco los materiales necesarios para limpiar y curar su herida.

—Desde la primera mueca de dolor. Te hirieron en el brazo derecho cuando le disparaste al auto que venía frente a nosotros —apunto su brazo derecho donde un corte recto marca la parte superior de su brazo, casi alcanzando su hombro—. No te dispararon directo en el brazo, la bala solo lo rozó. Felicidades.

Demian se apoya en la mesa a un costado de mí y comienza a quitarse el abrigo junto con su camisa. Miro descaradamente sus abdominales sintiendo como la temperatura de mi cuerpo aumenta. Trago grueso sintiendo como mi respiración se acelera y mi vientre se contrae.

EFÍMERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora