CAPíTULO 1

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SANGRE POR SANGRE

HEAVEN

—¡Heaven!—gritó una voz, sobresaltándome—. Despierta, carajo. Son las nueve de la mañana.

Elevé mi torso, asustada por aquel grito. Estoy helada, y tengo mucho frío. Mierda, otra vez me quedé dormida en mi escritorio, sin cobija. Miré a mi alrededor, estoy recostada encima de un montón de papeles, frente a mi computadora y una taza de café que debe estar helado. Froté mis ojos para despertar, bostecé y estiré mis manos. Mi espalda me asesinará más tarde.

Cuando ya estuve en todos mis sentidos alguien se aclaró la garganta. Giré mi cabeza y ¡Mierda! Ahí esta River, esto no es bueno.

—Otra vez te quedaste dormida en tu escritorio—dijo, con reproche—Dios mío, Heaven. ¿Cuándo dejarás eso? ¿Cuándo dejaras de hacerte esto? No es sano, llevas años en lo mismo.

Bufé molesta, desviando mi mirada y posándola en los documentos frente a mí. ¿Cómo no llevar años en lo mismo? La verdadera pregunta es: ¿Cómo ella puede vivir tan tranquila? ¿Cómo lo hace? ¿No quiere respuestas? ¿No quiere justicia? ¿No quiere venganza?

Yo tengo sed de ella.

—River, deja el tema—la corté.

—¡¿Cómo mierda quieres que lo deje?! Llevas años en esto, buscando, investigando para nada. Estas estancada, Heavy. Tienes que superarlo y avanzar. —dijo, suspirando derrotada—Detesto verte de esta manera, detesto verte aferrada a algo sin sentido. Soy tu hermana mayor y mi deber es cuidarte.

Ruedo mis ojos.

—Deja esa mierda de la hermana mayor, River. Tengo veinticuatro años, no necesito que me sigas cuidando.

Sus gestos se suavizaron y me dio una mirada dolida. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Yo no te cuidé antes y...

—Por favor, River, no lo digas —no, no quería hablar de ello.

Subió su mano y la posó en su frente, cerrando los ojos.

—Me excedí, lo siento, Heavy.

—Tranquila, ya no importa—mentí.

No quería hacerla sentir mal, sé que lo que sucedió no fue su culpa, aunque ella no lo crea de esa manera.

—Solo cuídate, Heavy. Me preocupas.

—No te preocupes por mí, estoy bien—digo, regalándole una sonrisa.

Unos toques en la puerta nos interrumpieron.

—Amor, el desayunó está servido—avisó Iván desde el pasillo.

Sí, Iván. Anoche escuché unos gemidos muy obvios y supuse que mi hermana estaba con Iván y Amalia; su novio y novia.

—Ahora vamos, cariño—gritó River.

Nos levantamos para dirigirnos a la sala. Antes de ir decido arreglarme un poco, pero esos dos me han visto en mis peores condiciones y me importa una mierda ya.

Salimos de mi habitación y llegamos al comedor, el desayuno estaba servido. Amalia me saludó con la mano e Iván.

—Buenos días, hermosa Heaven—habló Iván mientras me sentaba.

—Iván, no empieces—lo calló mi hermana.

—Joder, River. ¿Necesitas otra sesión de sexo? Tu humor esta de la mierda.

Alguien le tiró un jamón, el cual le impacto de lleno en la cara. Carcajee fuerte.

—Iván, cállate—habló Amalia.

EFÍMERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora