CAPÍTULO 2

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LA CAMPAÑA

HEAVEN

Enciendo la televisión mientras termino de arreglar mis cosas para irme directo a la editorial, donde a primera hora tengo una reunión.

Me detengo en seco cuando escucho a la locutora anunciando el boletín de la mañana.

"Un niño de tan solo doce años es brutalmente asesinato en el patio de su hogar a manos de un supremacista blanco que paseaba por el condado. Vecinos hablan sobre lo ocurrido..."

Mi garganta se cierra, mi piel se eriza, mi pecho cruje y la sangre se congela bajo mis venas.

Decido tomar asiento un momento cuando, sin querer realmente hacerlo, comienzo a recordar cosas que no son de mi agrado.

Es imposible no sentir la rabia a flor de piel cuando se siente tan familiar la situación.

Por años River y yo hemos lidiado con la discriminación por nuestro color de piel. Desde muy pequeñas se nos hizo a un lado por nuestros rasgos, los niños en la primeria nos dejaban de lado y los padres no querían que sus hijos se juntaran con nosotras.

Recuerdo las miradas de los adultos y profesores. No solo por nuestro color de piel se nos discriminaba, además de ello: River y yo somos adoptadas.

Nuestros padres no podían concebir, estuvieron muchos años tratando de tener hijos y no lo lograron. Vanessa e Ignacio O'Niell. Después de darse por vencidos con los tratamientos para poder concebir, decidieron vivir una vida sin hijos.

Nosotras llegamos a sus vidas de manera inesperada.

River y yo somos hermanas de sangre. Cuando entramos al sistema de adopción yo solo tenía un año de vida, nuestra madre biológica nos cuidó por un tiempo, ella sola.

Señora; era la forma en la que ella, nuestra madre biológica, hacía a River llamarla. No sabemos nada de nuestro padre, ni su nombre ni su edad.

Nuestra madre biológica murió de una sobredosis en su cama y River la encontró, tendida, vomitada y helada. River tan solo tenía cinco años cuando eso sucedió, no sabía qué hacer ni tampoco entendía la situación. Le limpió el vómito y la abrigó con unas mantas.

Por dos semanas cuido de mí ella sola, no teníamos familiares a los cuales acudir, me alimentó hasta que la comida se acabó. River durante ese tiempo no se alimentó bien.

Cuando la comida se acabó, River salió a las calles conmigo, a pedir dinero. Según River; había gente que nos miraba con pena y nos daba dinero, pero también había gente que nos miraba con asco y odio. Esa fue la primera vez que nos discriminaron, y River no lo entendió en ese entonces como eso. Ella pensó que la miraban de esa forma por nuestra ropa u olor.

Después de un tiempo, River consiguió dinero suficiente para que pudiéramos comer por dos días.

Al siguiente día, después de que la comida volvió a acabarse, River salió a la calle conmigo y fuimos a una avenida en específico. Estuvimos unas horas ahí, no recaudamos mucho y de la nada comenzó a llover.

River se ocultó bajo el techo de un, por lo que ella veía, restaurant. Estuvimos ahí, esperando a que la lluvia se detuviera cuando la puerta del lugar se abrió. Una pareja joven salió de ella riendo. La mujer era realmente hermosa, tenía el cabello de color oscuro, alta y delgada, y el hombre tenía el cabello color canela, alto y formidable.

»River se acercó a ellos sin dudarlo.

—Hola, ¿tienen algo para comer?—dijo River, conmigo en brazos.

EFÍMERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora