ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]

ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ ᴜɴᴏ

—Solo tienes que...—Hizo una pausa para volver a hundir sus manos en mi cintura y tirar de ella hasta pegarme a su pecho.

—Dejarte llevar.—Susurró a unos centímetros de mi boca, sentí el mundo volver a paralizarse.

Unas cosquillas en mi estómago hicieron que me perdiera en un mundo inexperto, me sentía como un cervatillo que estaba aprendiendo a caminar.

Mi pecho aún subía y bajaba agitado, y a él parecía hacerle gracia mi nerviosismo, sus ojos reflejaban diversión y sus labios formaban una pequeña sonrisa ladina.

Sin darme tiempo a reaccionar, se volvió a pegar a mi, juntando nuevamente nuestros labios mientras sujetaba mi cabeza con su mano.

Su lengua atrapó la mía, y no paró de enredarse con ella todo el tiempo con cada beso que nos regalábamos.

Sus manos recorrieron mi cuerpo con ansia, los besos se tornaron agresivos y desesperados, como si toda la tensión que llevábamos acumulando acabara de explotar en nuestras bocas.

A diferencia del primer beso de hace un minuto, este ya no era suave y delicado, era rudo y caliente.

Sus labios se deslizaban sobre los míos, a medida que la pasión e intensidad aumentaban.

Cuando nos separamos para respirar, sus manos bajaron por mi cintura hasta llegar a mis muslos, y una vez ahí, me agarró elevándome del suelo, quedando subida encima de él con ambas piernas rodeando su musculoso torso.

No pasó mucho tiempo hasta que nuestras bocas se volvieron a fusionar y Levi me posó sobre la valla del porche, quedando a su altura y supongo que haciendo más fácil el besarnos.

Mi mente continuó volando a otro mundo, como si este no existiera, ahora solo éramos él y yo.

—Levi.—Escuché una voz de una mujer a nuestro lado, nunca me había separado de alguien tan rápido como lo hice de Levi.

Ambos volteamos nuestra cabeza para ver a Nifa, una chica que pertenecía al escuadrón de Hange, con el pelo corto y unos grandes ojos miel, que nos observaba con una desaprobación increíble.

Tragué saliva, sentada encima de la valla con Levi delante.

—Siento interrumpir.—Habló, en mi opinión, con una increíble sonrisa falsa en la boca.

—¿Puedo hablar contigo, capitán?—Preguntó, estaba segura de que mis mejillas estaban de un rojo intenso, ahora mismo quería desaparecer de la vergüenza.

—¿No ves que estoy ocupado?—Rechistó, malhumorado.

—Sí, muy ocupado, sí.—Respondió con cierta ironía en sus palabras.

No entendía absolutamente nada.

La chica se colocó el pelo detrás de su oreja y me repasó de arriba a abajo con la mirada.

—Sois adorables juntos.—¿No pensaba irse nunca?

Levi se quedó callado, y yo me vi en el apuro de sonreír aunque sin decir ni una palabra.

—Bueno, me retiro. Igualmente, me alegro de que hayas olvidado tan rápido a Petra, capitán. Buenas noches.—Mi corazón se congeló, ese mundo de rosa y arcoíris desapareció.

Volví a la realidad.

El silencio volvió a entrar en acción, ambos nos quedamos mirando como la chica entraba en la casa y cerraba la puerta a sus espaldas.

Que incómodo.

El pelinegro volteó a mirarme y yo apreté los labios.

Lentamente apoyé ambas de mis manos en la valla para intentar bajarme de ella, pero no tardó ni dos segundos en agarrar mi cintura para ayudar a bajarme.

Por un momento pensé en decirle el mítico "yo puedo sola" pero sabía perfectamente que su contestación iba a ser "lo sé".

—Bueno, será mejor que...—Intenté decir. Tragué duro.

Aún seguía flipando por lo que acababa de pasar, las piernas incluso me seguían temblando del nerviosismo.

—¿Ya te vas?

—Sí, estoy algo cansada.—Excusas, estaba intentando huir de aquí lo más rápido posible.

Después de eso, él me miró con una expresión seria que hizo que un escalofrío me recorriera de pies a cabeza y a continuación, me dirigí a la puerta para entrar en la casa.

—¿No me das un beso de buenas noches?—Me paré en seco. Una pequeña sonrisa apareció en mis labios y mi corazón se estremeció.

Me giré hacia él para ver, al igual que yo, una sonrisa en sus labios, tan perfecta y tierna que consiguió que un ardor recorriera todo mi cuerpo.

Me acerqué de manera lenta, sacando la valentía de donde no la había para acercar mi cara a la suya, incluso poniéndome un poco de puntillas para conseguir depositar un cálido beso en sus húmedos labios.

Su sonrisa se ensanchó aún más.

—Descansa.—Murmuró, al no salir las palabras de mi boca, me di la vuelta y entré por la puerta.

Mientras intentaba asimilar todo lo que había pasado en tan poco tiempo, comencé a subir las escaleras camino a mi habitación.

Probablemente sea una cobarde por haber huido de ahí pero la verdad que ahora mismo eso me da igual.

Al parecer él se había quedado un rato ahí en él porche, no sé si para pensar en lo que había pasado o solamente observar las estrellas nocturnas.

—¿Subes tan rápido?¿No os habré cortado el rollo, verdad?—Preguntó Nifa con cierto tono irónico a mis espaldas, ¿que le pasaba a esta tía?

—No, no te preocupes.

—¿Quizás ha sido por sacar el tema de Petra? Pensé que él ya te habría contado todo.—Otro golpe bajo, parecía que esta chica lo único que quería era romper lo que había entre Levi y yo, pero no entendía muy bien el porque.

Alcé la cabeza para mirarla mientras hundía las cejas y apretaba los labios confusa.

—No me pongas esa cara, ¿no te creerías que significabas algo para él, verdad?—Volvió a hablar, con ese tono de voz amigable y esa sonrisa tierna en la cara que solamente ocultaban sus verdaderas intenciones de hacer daño.

—¿Se puede saber que quieres, Nifa?—Rechisté, enfadada.

—Pero no te enfades. Es por tu bien, para que no te haga daño.—Comentó con una falsa mueca de tristeza.

—¿Porque no te metes en tus asuntos?—Al decir eso, la expresión de Nifa cambio por completo, sus cejas se fruncieron y esa irritante sonrisa desapareció.

—Eres realmente estupida.—Soltó, cruzando los brazos sobre su pecho.

—¿Perdon..—Me interrumpió.

—Levi nunca te querrá. Él es demasiado hombre para ti, necesita una mujer, no una niñata. Eres solo mera diversión para él, ¿o acaso sabes algo de su vida?¿te ha contado algo sobre él ?¿o simplemente lo de Petra?—El enfado comenzó a tornarse a tristeza, dándome cuenta de que tenía razón, Levi nunca me ha contado nada sobre él.

Una carcajada salió de la garganta de la chica.

—Me alegro de que lo hayas entendido. Que tengas una buena noche, Almita.—Habló, pasando por mi lado mientras acariciaba mi cabello divertida.