ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]

ɴᴏᴠᴇɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏꜱ

Hange nos puso al día, al parecer Eren nunca había estado del lado de Zeke, sólo le utilizó para poder activar el retumbar, y es exactamente eso lo que hizo.

Cientos de titanes se habían puesto en marcha para destruir a todo el mundo más allá de las murallas.

Algo totalmente descabellado, eso significaría matar a toda la gente, que sólo quedara la civilización de Paradis.

Intenté entender porqué Eren hacía lo que hacía, ¿era una manera de proteger a los que ama? Sin duda alguna esta no es la solución.

¿Yo destruiría el mundo entero por salvar a Levi?

Probablemente sí, la diferencia es que yo no hubiera tenido manera de hacerlo y sin embargo, Eren sí.

Acaricié las vendas de las manos de Levi, mis piernas temblaron al recorrer la falta de dos de sus dedos.

Me sentía mal por él, despertar y ver que te faltan dos de tus dedos y además no poder ver por uno de tus ojos tiene que ser una jodida basura.

Fruncí los labios hundida en mis pensamientos mientras seguía observando su mano vendada.

—No te preocupes, aún tengo la otra mano para lo que quieras.—Habló en tono pícaro, pero en su voz se notada la rudeza de su situación y su malestar.

—¿Cómo te lo puedes tomar tan bien?—Pregunté luego de una fugaz sonrisa traviesa por lo que me había sugerido.

—Cuando desperté, te prometo que lo último que me importaba era si tenía todos los dedos de mi mano. Sólo pensé en que tú estuvieras bien, y por fin el mundo hizo algo por mí, lo que más quiero está sano y salvo, no puedo lamentarme por nada.—Explicó, volviendo a apoyar la cabeza sobre la madera del carro en el que estaba tumbado, tapado con una manta y descansando como en las últimas horas había hecho.

—Además, por mucho que me lamente ahora, eso no hará que recupere mis dedos, y con ellos o sin ellos, le cortaré la cabeza a Zeke.—Añadió, recalcando que lo que más quería era terminar con el hombre que nos hizo pasar por este infierno.

—Me alegro de que afrontes las cosas de esa manera, yo sólo de pensar en no poder volver a mover el brazo me dan ganas de tumbarme aquí y no levantarme nunca más.—Dije, acostándome a su lado con mi cabeza apoyada en su hombro.

—Lo podrás volver a mover de nuevo, ya verás.—Yo le miré de reojo arqueando ambas de mis cejas en su dirección.

—¿Por qué tan seguro?

—¿Cuándo te he mentido yo en algo?—Respondió mi pregunta con otra pregunta, buena manera de evitar responderla.

—Te haría una lista detallada pero sería muy larga y necesitas descansar.—Bromeé acomodándome contra él.

—Los dos deberíais. Así que estaría bien que dejarais de moveros y charlar.—Se quejó Hange apareciendo por un lado nuestra, con botellas de agua y algunas cajas en las manos que había encontrado en los restos del campamento.

Y así hicimos, después de unas horas nos pusimos en marcha y debido a que yo estaba menos grave que Levi, me levanté para ayudar a Hange y salir de ese maldito bosque de una vez.