ᴠᴇɪɴᴛɪᴄɪɴᴄᴏ

2.6K 289 13
                                    

Giré mi cabeza para ver a unos cuantos soldados entrando por el pasillo.

Lo primero en lo que me fijé fue en el comandante. A Erwin le faltaba un brazo, su vestimenta estaba ensangrentado y varios soldados le acompañaban, sujetándole.

Mis lágrimas se acumularon en las cuencas de mis ojos al ver esa escena.

No pude evitar ver a Levi de reojo. Sabía lo mucho que le apreciaba, no me quiero imaginar el dolor que estará sintiendo al ver a Erwin así.

—Alma.—Habló Jean, yo me giré a verle. Caminó hasta mi a pasos acelerados, su pelo estaba revuelto y sudado, su vestimenta estaba bastante destrozada como la de todos los soldados.

Tenía pinta de que ha sido una batalla dura. Me sentí tan mal por no haber estado con ellos.

En cuanto llegó hasta mi, deposité las muletas en el suelo y estiré mis brazos para rodearle con ellos, él me tomó de la cintura, rodeándola con sus brazos y me levantó del suelo en un fuerte abrazo.

Apreté los ojos. Me alegraba tanto de que estuviera bien.

—Me alegro de que estés bien.—Dijo, mis labios dibujaron una sonrisa.

Al bajarme, miré a su espaldas para ver a Armin, Mikasa y Eren caminando. Ellos pasaron a mi lado sin si quiera saludarme, Armin fue el único, que me dedicó una sonrisa entristecida.

No pude evitar estremecerme de felicidad al ver que Eren estaba entre nosotros, aunque no parecía muy feliz, igual que Mikasa, parecía enfadado.

—¿Que ha pasado?—Le pregunté.

—Ahora te cuento.—Yo asentí algo agobiada. Giré mi cabeza para ver como Levi sujetaba a Erwin, quien se sostenía de pie con dificultad.

Levi me miró.

Con ayuda de él y dos soldados más, llevaron a Erwin hasta la enfermería probablemente.

Tenía un mal sabor de boca increíble.

—Te acompaño a tu habitación.—Le dije al castaño y pasé su mano por encima de mi hombro como si le fuese a servir de ayuda.

Parecía cansado y exhausto.

Comenzamos a caminar por los pasillos, yo estaba anonadada con todos los soldados heridos que estaban llenando los pasillos.

Llegamos hasta su habitación tras unos minutos y nos adentramos.

—¿Y bien?—Dije para que me contara la historia.

—Ha sido una locura.—Suspiró. Yo me senté en su cama y él rebuscó en su armario ropa para cambiarse.

—Conseguimos alcanzar a Reiner y ya te puedes imaginar el desastre. Pero bueno, al final hemos recuperado a Eren.—Habló, apreté los labios con fuerza.

—Lo siento pro no estar ahí ayudándoos.—Me entristecí y agaché la cabeza.

—No es tu culpa. Tú no estabas en condiciones de luchar.—Se giró hacia mi y sacudió mi pelo, a lo que yo le respondí con una sincera sonrisa.

—¿A Eren y Mikasa les pasaba algo?—Vi como su cabeza se agachó.

—Hannes ha...—Apreté los ojos con fuerza. Sabía quien era él, era la única figura paterna que les quedaba a Eren y a Mikasa. Que pena tan grande.

—Dios mío.—Llevé mi mano a la cabeza con frustración.

—Lo siento tantísimo.—Dije.

—Eso díselo a ellos.—Apreté los labios.

—Ahora ya no podemos hacer nada...—Comentó y yo observé su musculosa espalda cuando se quitó la camisa para cambiársela por otra en buenas condiciones.

Me dejé caer sobre la cama en un suspiro y miré al techo.

¿Porque todo tiene que ser tan duro?

—Dejemos de hablar de cosas tristes.—Dijo y se tumbó a mi lado de un salto.

—¿Tú que tal aquí?—Me planteé por un momento contarle todo lo que había pasado con el capitán pero no me pareció un buen momento para hablar de ello.

—Nada interesante.—Respondí.

—Reiner pagará por lo que te hizo. Por lo que nos ha hecho a todos. Te lo prometo.—Mi corazón se estremeció y volteé mi cabeza para verle. Él hizo lo mismo.

Nuestras caras estaban a menos de unos centímetros.

—Descubriremos que está pasando aquí.—Respondí, y vi en sus labios como dibujó una sonrisa en mi dirección.

Nos quedamos en silencio por unos minutos.

—Si pudieras volver al pasado, ¿te unirías otra vez al cuerpo de exploración?—Pregunté, él alzó la cabeza pensativo y miró al techo.

Tardó unos segundos en responder.

—Sí. Creo que estamos descubriendo cosas que no se han sabido en muchísimo tiempo. Vamos a llegar muy lejos, ya verás.—Sonreí. Ver que habíamos hecho una buena elección me ponía feliz.

—Además, tú no hubieras conocido al capitán, ¿no?—Una sonrisa burlona apareció en sus labios.

—¿Que?—Mis mejillas se tiñeron de rojo.

—Alma, se rumorean muchas cosas por ahí, ¿lo sabes, verdad?—Me estaba vacilando, dime que me estaba vacilando.

—No sé de qué me hablas.

—Venga, no seas tonta. Dime que hay entre vosotros.—Me dijo dándome golpecitos en el hombro.

—No hay nada entre nosotros, Jean.

—¿Porque me mientes?—Frunció el ceño.

—No te miento.

—Te conozco demasiado.—Bufé apartando la mirada.

Un silencio inundó la habitación.

—Bueno, si es verdad que no hay nada entre vosotros mejor. Él no es bueno para ti.—Le volví a mirar, esta vez ofendida.

—¿Y porque no?

—Ves como me preguntas.—Una carcajada salió de sus labios, en cierto modo me gustó verle sonreír.

—Me da curiosidad.—Mentí.

—Pues porque él no es como tú. Tú eres un amor de persona, eres cariñosa, amable, buena, eres simplemente perfecta.—Mis mejillas ardieron y le dediqué una tierna sonrisa. Iba a conseguir que se me subiera la autoestima.

—Y él... Él es grosero, borde, bastante agresivo. No pegáis. Te trataría fatal, igual que lo hace con todo el mundo, y yo no quiero que nadie te trate mal.—Volví a mirar al techo pensativa.

—A mi no me parece que sea como tú dices.

—¿Ah no?—Me preguntó, alzando ambas cejas.

—A mi me parece protector, caballeroso, leal. Sí, puede que tenga una coraza de chico duro y frío, pero por dentro tiene un gran corazón. Estoy segura.—Sonreí mientras lo decía, solamente por pensar en él.

—Tú siempre viendo el lado bueno de la gente, Alma.—Dijo.

ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora