ᴄɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏꜱ

1.9K 218 21
                                    

—Que bien sabe la comida después de un largo día de trabajo.—Habló Jean mientras se recostaba sobre la silla y colocaba ambas de sus manos detrás de su cabeza para después mirar al techo.

—Echaba tanto de menos el cuartel.—Dije, sonriendo inconscientemente al pensar que ya estábamos de vuelta, que ya no teníamos que estar huyendo.

Habían pasado unas horas desde que matamos a aquel titán, nada más llegar al comedor nos dimos un gran festín en modo de celebración.

—Me alegro de que todo haya salido bien.—Comentó Sasha, después de meter un trozo de pan en su boca.

—Venga, no os pongáis cursis.—Rechistó Connie en forma de burla, todos nos reímos.

—Es un buen momento para estar cursis.—Dije.

—Alma tiene razón, os dais cuenta de todo lo que hemos pasado juntos, ya somos como una familia.—Comentó Armin, transmitiendo una ternura increíble en cada una de sus palabras, daban ganas de achucharlo.

—Somos una familia.—Afirmó Eren volteando la cabeza y dedicándole una dulce sonrisa a Mikasa, mejillas de la cual se tiñeron de un rosa claro.

Jean agachó la mirada y yo carraspeé la garganta para evitar un momento incómodo.

—Ya echo de menos a Historia y acaba de irse.—Hablé, intentando cambiar de tema.

—Mañana la veremos, aunque a partir de ahora estará muy ocupada siendo reina.—Dijo Jean algo entristecido, nuestra Historia no pasará tanto tiempo con nosotros como antes pero estoy segura de que aún así todo seguirá igual.

—Reina. Se me hace tan rato escuchar eso.

—Pues vete haciéndote a la idea, ahora deberás tratarla con respeto.—Todos reímos animados.

—¿Deberíamos hablarla de usted?—Preguntó Connie.

—No creo que sea necesario.—Respondí entre risas.

Estos momentos me encantaban, simplemente charlábamos tranquilos, sin ninguna preocupación, en paz.

Ojalá esto durara para siempre.

—Bueno, es tarde y estoy cansadísimo, yo me voy a dormir.—Se despidió Jean levantándose de la mesa.

—Espera, voy contigo. Déjame darle las buenas noches a Hange.—Hablé, levantándome de la silla dirección la mesa de lo superiores donde se encontraba la castaña.

—¿Te vas ya a la cama?

—Sí, nos vemos mañana, buenas noches.—Me despedí dándole un beso en la mejilla y me di la vuelta, sin embargo me paré a mitad de camino.

—Hange. ¿Donde está Levi?—Le pregunté.

—Ni idea. Creo que volvió a la iglesia de Rod Reiss, ya debe haber vuelto.—Me informó, y yo asentí con la cabeza para dirigirme hasta Jean e iniciar el camino hasta la habitación.

Quería ver a Levi antes de irme a dormir, pero desconozco donde está así que ya lo veré mañana.

—¿Estás bien, Jean?—Le pregunté, era extraño que él fuera el primer en irse, ademas se le veía de capa caída.

—¿Viste como se miraron?—Volvió a agachar la cabeza, con una mueca de tristeza.

—Jean...

—A mi no me mira de esa manera.—Continuó hablando.

—Deja de martirizarte Jean. Si algo tiene que ocurrir, ocurrirá.—Le aconsejé, aunque no creo que le haya servido de mucho.

—Lo sé, lo sé. Bueno, ha sido un día duro y estoy cansado, por eso tengo pensamientos negativos. Será mejor que me vaya a dormir lo antes posible.—Yo le dediqué una entristecida sonrisa.

—Sabes que me tienes para lo que sea, ¿verdad?—Él asintió y me acerqué para envolverle entre mis brazos en un caluroso abrazo.

—Buenas noches.

—Buenas noches.

Continué el camino hasta mi habitación, pensando en el tema de Jean, comiéndome la cabeza como él hacía hace unos minutos.

Al llegar a la habitación y girar el pomo de la puerta, pegué un brinco al ver al capitán acostado en mi cama, con las piernas cruzadas y brazos detrás de su cabeza observando serio el techo.

—¡Levi! Me has dado un susto de muerte.—Rechisté desde la puerta, él agachó la cabeza para mirarme.

Su mirada parecía tan cansada, incluso parecía que tenía los ojos llorosos.

—Lo siento, no pretendía asustarte.

El silencio invadió la habitación. Yo hundí las cejas, no parecía estar bien.

—¿Estás bien?—Pregunté. Sus labios se fruncieron y esa fue la respuesta que necesitaba para acercarme preocupada hasta él.

—¿Qué ha pasado?—Dije, sentándome en la orilla de mi cama donde él aún estaba acostado mirando al techo.

—Nada.

—Levi...—El silencio le delataba.

—Has venido aquí por algo, ¿verdad?—Él se enderezó sentándose al lado mía también en la orilla de la cama, parecía realmente triste.

—Kenny era mi tío.—Habló. Mi corazón se encogió.—Ha muerto.

Mis labios se entreabrieron de sorpresa y lástima.

En ese momento recordé lo que me dijo Hange, que Levi ha perdido a todo el mundo que le importaba.

—Lo siento tanto.—Dije, con la mano en el pecho.

—No lo sientas, es igual.

—No es igual. Tú no te mereces eso.—Estaba demasiado callado.

Inmediatamente, rodeé su torso con mis brazos hundiendo mi cabeza en su pecho.

Sus brazos tardaron unos segundos en reaccionar, como si hiciera años que no recibía un abrazo, hasta que me rodeó apretándome contra él.

El calor de su cuerpo me acunó, me sentía tan segura ahí.

—Yo no te dejaré solo. Te lo prometo.—Susurré contra su cuerpo, con lágrimas acumulada en las cuencas de mis ojos.

Me podía imaginar su cara desde aquí.

Al intentar separarme, con su mano me volvió a pegar contra su cuerpo, entendí de inmediato porque era.

No quería que viera alguna lágrima rebelde que se le habrá escapado, estoy segura.

Tampoco volví a intentar separarme, simplemente continué el abrazo hasta que él decidiera que ya era suficiente.

Estoy segura de que fue el abrazo más largo que he dado en mi vida, incluso casi me quedo dormida entre sus brazos, era tan cómodo.

Unos minutos después, se separó lentamente de mi, ambos nos miramos a los ojos.

—No sé si respetar tu decisión de ser solo amigos porque me muero de ganas de besarte.—Nada mas eso salió por sus labios, mis mejillas se tiñeron de un rojo intenso.

Intenté no apartar la mirada de la suya, estábamos a unos centímetros el uno del otro, nuestros alientos se mezclaban, sin embargo no lo conseguí.

No tardé nada en apartar la cara de la vergüenza y nerviosismo hacia otro lado.

—No te pongas nerviosa.—Dijo, yo le miré de reojo hundiendo las cejas.

—Diciéndome que no me ponga nerviosa solo haces que me ponga más nerviosa.—Él soltó una breve carcajada que me hizo volver a mirarle.

Tenía unas grandes ojeras, y sus ojos estaban más rojos de lo que los había visto nunca.

—Tienes cara de cansado, deberías irte a dormir.—Le recomendé, no tenia muy buena cara.

—Tienes razón. Será mejor que me vaya.

—Descansa.—Le dije, y él se acercó hasta mi, por un momento pensé que me iba a dar un beso en los labios, pero en el último momento lo depositó en mi frente.

Una dulce sonrisa apareció en mi boca.

—Buenas noches, amor.

ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora