ꜱᴇᴛᴇɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏꜱ

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—Siempre tuviste peligro con un cuchillo.—Ronroneó a mis espaldas, haciendo que un escalofrío recorriera cada rincón de mi ahora aturdido cuerpo.

Sentí su presencia detrás mía, lo que fue suficiente para que mis piernas temblaran.

En un rápido movimiento, sin si quiera darme tiempo a respirar, movió mi brazo dejándome acorralada entre él y la pared, que se chocó contra mi espalda, con ambas muñecas aferradas por sus manos a lo alto de mi cabeza.

Aguanté la respiración al tenerlo tan cerca.

No estaba como lo recordaba, estaba diferente, pero seguía siendo el hombre más atractivo que había visto en mi vida. Su mandíbula se tensó al repasar cada facción de mi cara, como si estuviera aprendiéndosela de memoria por si me llevaran de nuevo lejos de él.

Sus ojos grises azulados estaban expectantes, esperando cualquier reacción en mi cara, cualquier expresión, pero yo me esforcé para que mi rostro no expresara absolutamente ningún sentimiento, ninguno de los que se estaban revoloteando en mi estómago al verle, aunque creo que se me escapó un suspiro silencioso de los labios.

Su poderoso cuerpo a tan sólo unos centímetros, sus musculosos brazos a cada lado de mi cara, me sentía vulnerable y eso me jodia, pues había estado intentando no serlo durante todo este rato.

Estábamos perdiendo demasiado tiempo en contemplar la cara del otro, por lo que decidí hablar escupiendo lo primero que se me vino a la cabeza:

—No me toques.—Rechisté arrugando la nariz con rabia.

No puedes confundirte ahora, Alma, él es un traidor.

—¿Después de cuatro años sin vernos y eso es lo primero que dices? Tú si que sabes cómo dañar los sentimientos de un hombre.—Habló con cierto tono irónico en sus palabras, con lentitud y delicadeza, pero a la vez con una rudeza que hizo que todos mis pelos se erizaran.

—Ambos sabemos que tú no tienes de eso.—Respondí. Fui a hacer daño, no lo voy a negar, eso fue un golpe bajo.

—Tienes razón, la que los tenía eras tú.—Contraatacó, ¿que me esperaba? Claramente el no se iba a quedar callado mientras yo le ladraba todo eso, le conozco como para saber que él no es de los que se dejan pisotear.

—Veo que se han cambiado los roles.—Añadí.

Ahora soy yo la fría, la dura, que caprichosa es la vida a veces.

Su expresión cambió completamente de un momento a otro, poniendo la mayor mueca de desagrado que jamás había visto, supongo que por la decepción al ver que su querida Alma enamorada ya no estaba entre nosotros.

—No pongas esa cara Levi, tanto tú como yo sabemos que si Eren no estuviera aquí, nadie hubiera venido a rescatarme.—Hablé, esta vez si que dije la verdad.

Si Eren no hubiera venido, yo aún estaría desplomada en el suelo frío de aquel lugar.

—No tienes ni idea.—Gruñó, vi como el dolor se despertó en sus ojos sin que pudiera evitarlo, ahora mismo su cara era como un libro abierto a sus sentimientos.

—¿Pretendíais que os diera las gracias o algo? Venís aquí haciéndoos los héroes pero no os dais cuenta de que lo único que sois es la misma mierda que ellos.—Volví a atacar, acercando mi cabeza a la suya de manera intimidante, terminando tan cerca que pude sentir como ese olor varonil volvía a inundar mis fosas nasales y como nuestras respiraciones se volvían a mezclar después de tanto tiempo.

Iba a sacar todo lo que pienso y a analizar su reacción muy detenidamente.

—Ya veo que te han comido la cabeza esos desgraciados.—Murmuró volteando la cabeza, separándose de mí a la vez que me libraba de su agarre dejándome completamente libre.

ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora