ꜱᴇꜱᴇɴᴛᴀ ʏ ᴄɪɴᴄᴏ

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Me alejé del comandante en busca de Levi, quien se acercaba a mi con una mueca de preocupación en la cara.

—Me voy a ir al otro lado a ayudar.—Le dije, y rápidamente soltó un suspiro de alivio.

En cuanto llegamos a estar el uno frente al otro, nos quedamos parados sabiendo lo que venía ahora, la despedida.

No sabíamos si cuando volviéramos alguno de los dos estaría muerto.

Solo pensarlo me reventaba, y al posar sus manos sobre mis mejillas, las lágrimas comenzaron a desbocarse por mis ojos.

—No llores, amor.—Habló, con pena.

—No quiero perderte. No quiero.—Sollocé, sus cejas se fruncieron en una mueca de tristeza.

Tenía una mala sensación con todo esto, algo iba a salir mal, tenía tanto miedo, pero tanto.

—Vamos a hacer algo, ¿vale?—Yo asentí con la cabeza, dispuesta a escuchar su propuesta.

—Vas a ir al otro lado de la muralla a ayudar a Eren y a los demás, y cuando vuelvas, quiero que te cases conmigo.—Las lágrimas cesaron al escucharle.

Alcé mi cabeza para poder mirarle a los ojos, me lo decía totalmente enserio.

—Dejaremos el cuerpo de exploración y nos iremos a vivir a una casa en medio del bosque, donde pasaremos el resto de nuestras vidas juntos.—Su tono de voz serio me hacía cosquillear el estómago.

Y sus palabras volvieron a desatar mis llantos, pero ahora ya no eran de miedo, sino de emoción.

No pude evitar sonreír, jamás pensé que el mismísimo capitán Levi me pidiera casarme con él antes de una batalla de vida o muerte.

Yo asentí con la cabeza decidida.

Él es el amor de mi vida.

—Sí, me parece genial.—Lloré, sonriente.

Sus dedos apartaron las lágrimas de mis mejillas para después acercarme a su cara y depositar un beso sobre mis labios.

Debí aprovechar más ese momento.

Al separarnos, posó sus labios en mi frente en otro cálido beso, que como siempre conseguía tranquilizarme.

—Esto no es un adiós, es un hasta luego.—Me recordó, y yo asentí intentando calmar todos los sentimientos que había en mí ahora mismo.

Tantos que sentía que mi corazón iba a reventar.

—Hasta luego entonces.—Pude decir.

Y antes de separarnos, se acercó a mi oído para susurrarme.

—Pelea como la guerrera que eres.

Me sonrió, de manera dulce y segura, para luego darse la vuelta sobre si mismo y cambiar de dirección.

Yo me quedé pasmada durante unos segundos más hasta que mi cuerpo reaccionó y me dirigí hacia la muralla algo desorientada.

Activé el equipo de maniobras y con cierta facilidad, subí hasta lo alto de la muralla, pudiendo ver todo Shinganshina en llamas, llamas causadas por el titán colosal, que como ya dijo Erwin, se dedicaba a destrozar todo el pueblo en nuestra dirección.

Antes de enfrentarme a la siguiente batalla, me giré una última vez para ver a mi hombre.

Quién también estaba pendiente de mí y me lanzó un beso desde la lejanía.

Sonreí y aparté las lágrimas de mi cara.

Ahora toca luchar.

La adrenalina recorrió mis venas de un momento a otro pero antes de saltar a Shinganshina, pude ver por el rabillo del ojo al titán de Eren tirado en la muralla con alguien sobre él.

ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora