ᴏᴄʜᴇɴᴛᴀ ʏ ꜱɪᴇᴛᴇ

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A la mañana siguiente, él se puso en pie antes de que saliera el sol, me tapó con la manta y depositó un cálido beso en mis labios para salir fuera de la caseta.

Con ese amor mañanero me quedé plácidamente dormida, con buenos pensamientos, sin pesadillas, sin dolor.

Hasta que unos gritos, unos malditos gritos me hicieron saltar de la manta.

¿Quién estaba gritando? Y lo más importante de todo, ¿por qué?

Casi corrí fuera de la caseta cuando unos rayos iluminaron lo alto de los árboles, izquierda y derecha, miraras donde miraras todo era luz cegadora.

Me llevé la mano a la cara hasta que algo cayó detrás mía, algo jodidamente grande, destrozando la caseta donde yo dormía hace unos minutos, y al girarme lo que vi fue un titán, un titán de unos cuatro metros.

Yo caí de rodillas al suelo por el impulso, y desde ahí, me quedé completamente paralizada, sin entender qué había pasado en un minuto para que todo se fuera a la mierda tan rápidamente.

Mis piernas temblaron, mis labios entreabiertos, ¿dónde cojones estaban los soldados?

¿Dónde cojones estaba Levi?¿por qué todo el mundo se había convertido en titán?

Las preguntas casi me ahogaban, pero tuve que reaccionar por mi propia vida, tuve que levantarme y correr rezando porque ese titán no me alcanzara, pero antes de hacerlo, el capitán apareció entre los árboles, a toda velocidad, con cara de pánico, me agarró por la cintura en el vuelo y me subió a lo alto de una rama.

—¿Que cojones es esto?—Fue lo único que pude decir.

—El vino, Zeke los ha convertido a todos.—Respondió, mientras ambos observamos la cantidad de titanes que había por todas partes, intentando llegar a donde estábamos nosotros.

—Nos mintió.—Dije, dándome cuenta que aquel grito venía de él, que él los había convertido en titanes como hizo con el pueblo de Connie.

Y si era cierto lo que dijo Levi, que el líquido espinal de Zeke estaba en el vino, él mismo nos mintió al decir que cuando alguien lo bebía se quedaba paralizado al instante, todos bebieron el vino sin darse cuenta.

Menos nosotros, que nos pasamos las noches juntos en mi caseta mientras todos bebían alrededor de la hoguera.

Al mirar los ojos de Levi vi dolor, y ahí me di cuenta que toda esa gente eran sus subordinados, era su escuadrón, todos convertidos en titanes, e iba a tener que matarlos si quería que saliéramos con vida de esta.

Me sentí mal, muy mal por él. No merecía tener que pasar por esto otra vez, sus ojos se oscurecieron y casi temblé en sus brazos.

—Lo siento...—Murmuré.

—Ese mono de mierda...—Respondió él, aún con la vista fija en sus compañeros.

De un momento a otro, la rama se partió debajo de nuestras piernas, Levi me agarró con fuerza al instante, y ambos vimos como los titanes saltaban para alcanzarnos.

Estos parecen más ágiles de como los recuerdo.

Él rápidamente se sujetó con el equipo de maniobras a otro árbol cercano e intentó esquivar a los titanes sin hacer daño a ninguno de ellos hasta que fue imposible, y el brazo gigante de uno nos golpeó.

Su cuerpo se separó del mío, e intenté estirar mi mano para llegar a alcanzarle, pues yo no tenía equipo de maniobras y me caería al suelo si me soltaba.

Al voltear mi cabeza para ver quién nos había golpeado, aquel titán tenía los mismos rasgos que Brenda, y aunque nunca pudimos arreglar lo que pasó, sentí un dolor en el pecho.

ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora