ɴᴏᴠᴇɴᴛᴀ ʏ ᴄɪɴᴄᴏ

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No tardamos en subirnos al carro de nuevo, entre miradas tensas y un ambiente pesado.

Nos dirigíamos hacia el bote volador, si los Azumabito lo hacían volar, podríamos llegar rápidamente hasta Eren, e intentar hacerlo entrar en razón, o lo que sea que fuéramos a intentar hacer.

No veía futuro ninguno a este plan, pero no había otra opción, no podíamos dejar que el mundo entero fuera aniquilado aunque ahora tampoco me parezca una tan mala idea.

El trayecto fue silencioso, el único que habló fue Jean, quién se disculpó con Gabi por lo que había pasado, pero le recalcó a Reiner que no se disculparía con él por el puñetazo que le dio.

Me parecía justo, él arrojó a su mejor amigo a una muerte segura.

Cuando pienso en todo lo que hemos vivido, me doy cuenta que ninguno de nosotros está limpio de pecados, todos hemos hecho cosas horribles para proteger a la gente que queremos, todos tenemos las manos manchadas de sangre, algunos más que otros.

Los primeros en bajar fueron Hange y el general, quiénes se alejaron cautelosos para después informarnos de que el puerto había sido tomado por Floch y su gente.

¿Algo se pondría de nuestro lado por una vez?

Ellos se dedicaron a formular un plan lo más rápido posible.

—¿Cómo tienes el brazo?—Me preguntó Levi, sentado en algunas rocas detrás de aquella montaña.

—Aún me duele, pero con un brazo y medio será suficiente para el equipo de maniobras.—Ambas de sus cejas se alzaron.

—¿Estás de broma? No vas a ir con ellos en ese estado.

—¿De qué estado hablas?—Yo estaba bien, más o menos, no todo lo bien que podía estar, pero estaba bien.

—Tú te quedarás conmigo, no estamos en condiciones para luchar.—Me ordenó.

Yo tragué duro.

—¿Me lo dices como capitán o como pareja?

—Como ambas.—Este momento me recordó a nuestras discusiones las primeras semanas que nos conocimos, cuando se quejaba de que no obedecía sus órdenes.

Nunca lo he hecho y pretende que lo haga ahora.

—Que pena que hace cuatro años que dejaste de ser mi capitán.—Hablé dibujando una sonrisa fugaz en mis labios y observé cómo negaba con la cabeza.

—Hazme caso por una vez en tu vida.—Dijo bajando el tono de voz.

—Floch quería pegarte un tiro cuando no podías ni defenderte, voy a ir a luchar, quieras o no.—Él se quedó en silencio ante mi sentencia.

Apreté los labios al sentir su intensa mirada sobre mí.

—No hagas esto por venganza.

—Sí lo haré. Le odio, Levi.—Las palabras salieron como veneno de mi garganta y provocó que sus cejas se hundieran.

—Sabes lo qué pasó la última vez que te dejaste guiar por el odio, ¿verdad?.—Apuñalé a mi mejor amigo y perdí a toda la gente que me quería. Lo recuerdo perfectamente.

—Ahora soy esto.

—No lo eres.

—Sí, lo soy. Odio profundamente a Floch, tanto como a Zeke. Los odio tanto que a veces pienso que me ahogo en mi propia ira. Ellos me intentaron arrebatar lo único que tengo. Y sé que no debería, sé que en la situación en la que vivimos no debería perder el tiempo ni la energía en odiar a nadie, pero lo hago, y creo que no me sentiré bien hasta que les vea muertos.—Solté y mi corazón palpitó con fuerza dentro de mi pecho, agitado.

ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora