ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ꜱᴇɪꜱ

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—Alma, Alma.—Escuché, pero no conseguí sacar las fuerzas de ningún lado para abrir los ojos.

—Alma, despierta.—Aquella persona no parecía que se iba a callar, simplemente me giré sobre mi misma para darle la espalda.

—Necesito que me ayudes, es Levi.—Al escuchar ese nombre mis ojos se abrieron como si en ningún momento hubiesen estado cerrados.

Al mirar al frente, Hange estaba totalmente despeinada, con una cara de preocupación que provocó que todos mis pelos se pusieran de punta.

—¿Hange?—Murmuré, y rápidamente me froté los ojos adormilada.

—Necesito que vengas.—Dijo, angustiada, agarrándome del brazo y tirando de mi, haciendo que me levante en menos de un segundo de la cama y arrastrándome por los pasillos de la casa.

—Me estás asustando, ¿que pasa?—Susurré, ya que eran altas horas de la noche y todos parecían estar durmiendo.

—Levi está enfermo. Tengo que ir a la ciudad a por medicina y necesito que cuides de él.—Un nudo se creó en mi garganta. ¿Está enfermo?

Seguro que ha sido nuestra culpa por hacerle salir en medio de un bosque helado ayer.

—Si encuentro alguna casa por el camino con un poco de suerte tendrán algo de medicina.—Continuó hablando mientras tiraba de mi por aquellos largos pasillos.

—Tienes que bajarle la temperatura, está ardiendo. ¿Te acuerdas como te enseñé cuando me ayudabas en la enfermería?—Me preguntó.

—Ehh... sí.—Solté, estaba bastante desubicada.

Llegamos por fin a la habitación del capitán y la castaña abrió la puerta rápidamente, dejándome ver dentro de la habitación.

En la cama, el capitán estaba tumbado con los ojos cerrados, gotas de sudor resbalando por su cara y torso, el cual estaba desnudo, completamente pálido.

—Pues entonces ya sabes que hacer, volveré lo más rápido que pueda. Cuida de él, Alma.—Habló de manera rápida y depositó un beso en mi frente para después salir casi corriendo por la puerta.

No esperé ni un segundo más para acercarme al pelinegro de la cama.

Lo primero que hice fue colocar mi mano sobre su frente, efectivamente, estaba ardiendo.

—¿Tú que haces aquí?—Preguntó en un murmuro, al abrir los ojos lentamente.

—Hange ha ido a comprar medicina, tendrás que conformarte conmigo.—Dije, y le dediqué una tierna sonrisa.

Sus labios se abrieron para decir algo más pero yo me levanté.

—Hay que bajarte la temperatura.—Afirmé, y rápidamente fui hasta el baño. Abrí todas las estanterías y cajones para encontrar el máximo número de toallas posibles.

Cogí también un cubo y los llevé al lavabo.

Allí, empapé todas las toallas en agua y las metí nuevamente en el cubo para llevarlas hasta donde se encontraba Levi.

Me senté en la orilla de la cama y con algo de prisa comencé a colocar las toallas mojadas sobre el torso, brazos y frente de Levi.

—Tú no puedes verme así.—Dijo murmurando.

¿porque yo no podía verle así?

—Si te sirve de consuelo, sigues estando igual de atractivo que siempre.—Me atreví a decirle, me sentía más segura ahora que él estaba en la cama enfermo.

ᴀʟᴍᴀ. [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora