Capítulo 22. "La despedida"

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Capitulo 22
"La despedida"

La imagen de Harry y Ginny dentro del elevador, salió al día siguiente en primera plana. La nota, no mencionó el evento que había tenido Ginny en el callejón Diagon, sino en que Harry y Ginny estaban juntos. La fotografía era un claro reflejo de lo que la pareja estaba viviendo.

Un Harry que centellaba por los ojos rabia, pero aferrado a proteger a Ginny, mientras ella, ocultaba su rostro dentro del pecho de Harry.

Harry la abrazaba de manera tan protectora, que causaba suspiros. El Profeta habló no solo del "Romance del Momento", sino de lo perfecto que se miraban los dos juntos.

A Ginny, siquiera le importó lo que podían decir de ella en ese momento. Harry la había visto varias veces al día hablar por el teléfono móvil que le había regalado, era fácil adivinar que Ginny seguía preocupada por Gastón, porque la vio festejar cuando le mencionaron que no solo se encontraba mejor, sino que en pocos días podría pasar por el pastor alemán para llevarlo a casa.

La noticia causó un efecto positivo en Ginny, pudo notar que la pelirroja se relajó bastante y paseaba de un lado a otro del departamento, vestida con aquel deportivo que Harry le había dado el primer día de su llegada. Ella parecía no estar muy interesada en ponerse la ropa nueva, pero si aquella camiseta vieja de Harry, que marcaba el número 7 debajo del Potter. Parecía que Ginny lucía con orgullo los colores de su casa de Hogwarts y Harry no había podido evitar fantasear un poco con ella, en un lugar oscuro y solitario de los vestidores del campo de Quidditch de Hogwarts, donde ella se lo comía a besos. Harry empezó a dudar, si aquella era una fantasía o bien, un viejo recuerdo y  estuvo apunto de preguntarle a la pelirroja, pero temió que una pregunta como aquella, la pondría de mal humor y tal vez ella le retirara la palabra.

— Vendrá pronto, se está recuperando — Apretó con fuerza su negra cabellera haciéndola chocar sobre sus grandes pechos  y entonces la vio salir de la habitación dejando aquella estela olor a  jazmines.

El teléfono de Harry vibró sobre la mesa. Levantándolo un poco, Harry pudo leer el mensaje que ya hacía en la pantalla:

Roonil Wazlib: "Contéstame, idiota"

Pero Harry se negó a siquiera a desbloquear el móvil.

Volvió a ponerlo boca abajo y todavía disfrutando de que ahora Ginny volvía a entrar a la sala, saboreó  ese momento mientras ella se echaba al sillón.

— ¿Ya vendrás? Quiero ver la segunda parte
— ¿puedes empezar sin mí? Yo ya la he visto varias veces — Harry se volvió a echar otra cucharada más de cereal —.
— Te estoy esperando, Potter —  gritó Ginny dándole golpecitos al lugar a un lado de ella y con sonrisa coqueta —.

Harry suspiró con alegría. Se levantó y tras dejar su plato en el lavabo, caminó hacia el sillón donde Ginny se movía bastante contenta, mientras levantaba la manta para dejarlo sentar a su lado. Ella se acurrucó a su lado, mientras él, no pudo evitar ponerse muy nervioso mientras ella se acomodaba para ver la película.

— Te van a descontar la puerta que destrozaste en la oficina de Draco Malfoy —  le notificó Gabrielle al entrar. Harry levantó el rostro, ella llevaba un traje demasiado ceñido al cuerpo con un escote en forma de v que le resaltaba su pecho. Se miraba espectacular.
— No me importa — Harry  aventó su abrigo sobre el sillón de piel que estaba en una esquina. Estaba empapado. Las últimas dos horas había estado patrullando en solitario — si hubiese podido destrozar su oficina completa, lo hubiese hecho.
— Supongo que será todo un dilema encontrártelo en el pasillo cuando regrese de sus falsas vacaciones.
— Estoy planeándolo— dijo Harry saboreando. Tenía la clara idea de lo que le diría —
— No lo retarás en duelo, ¿cierto? — preguntó Gabrielle bastante preocupada —
— Será algo mejor — Harry se dejó caer sobre la silla de su escritorio, miró sonriendo a Gabrielle mientras imaginaba las mil y una forma en que le restregaría a Malfoy, que Ginny estaba con él —.
— Bueno, antes de que te terminen por correr del Ministerio, podríamos aprovechar nuestra última noche en el The Majestic este viernes — le dijo Ellie a Harry mientras se recargaba sobre su escritorio. La verdad era que Harry la miraba espectacular. Por un momento imaginó amarrándola y poniéndola de nalgas para así penetrarla. Sonrió para si mismo.
— Creo que...  — Harry no vio a Ellie en aquella fantasía, el rostro era el de Ginny, gritando extasiada de placer. Entonces supo que era momento de hacerlo.

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