Capitulo 38 "Gastón"

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Capitulo 38 "Gastón"

Aquella noche, Harry no pudo dormir. Cuando Ginny se encerró en su habitación, Harry sentía que en cualquier momento ella podía salirse y no volver más. No sabía en qué momento todo se había salido de control, había dejado en evidencia el amor que sentía hacia Gabrielle y lo peor del todo, es que en ese momento, Ginny era lo más importante para él.

Caminó con somnolencia en la noche, Gastón había salido de la habitación de Ginny la segunda vez que Harry había abierto la puerta para ver a Ginny dormir. El can paseaba de un lado a otro junto con él. Hasta que desde su cama, vio el amanecer, su corazón estaba tan acelerado de los nervios y deseaba que la noche se prolongara más, no solo Ginny se iría, sino que también su hijo, y con eso la oportunidad de poder mantener a su familia unida.

⎯ ¿Qué haremos para evitar que Ginny se vaya? — le preguntó Harry al perro. Este desde el piso levantó su cabeza y paró sus orejas atento a Harry—

La simple idea de ver a Ginny salir por puerta de su departamento, le angustiaba tanto, que no podía pensar bien las cosas.

Se terminó por levantar. Pensó en que tal vez ella podría cambiar de opción, si ella recibía un mejor trato. Le preparó avena con pan tostado, un plato de fruta y un vaso con su jugo favorito, era lo único que ella desayunaba casi todos los días, el embarazo la había convertido adicta a ese platillo.

Puso los platos sobre una charola, afuera de la puerta de la habitación donde Ginny estaba, tratando de colocarla lo más suculenta posible. Era una forma de hacer las paces, de que ella sintiera un poco de compasión por él y así, poder hablar con ella.

Caminó hacia su habitación, con Gastón siguiéndole el paso.

Estaba planeando reportarse enfermo, no quería toparse con la idea de regresar y descubrir su cuarto vacío, pero el recordar que tenia varios pendientes lo hizo cambiar de estrategia. Miró a Gastón y sonrió.

⎯ Gastón, creo que tu y yo iremos a dar una vuelta.

Si había alguien importante para Ginny, era Gastón y sabía que ella no se iría sin su amada mascota. Le puso la correa mientras que el pastor alemán brincaba emocionado creyendo que iría a dar un simple paseo como todos los días, los dos salieron por la puerta del departamento con la idea de no volver.

Probablemente los únicos perros que habían entrado al Ministerio, habían sido aquellos que iban siendo cargados como bebés por sus dueñas, con mimos y vestidos de niños. Gastón era lo contrario de aquella visión. Harry había ingresado por la entrada muggle mientras llevaba de la correa al can de Ginny, este parecía muy nervioso y atento a cualquier ruido que se generara, todo el tiempo atento. En varias ocasiones, este resbalaba al no poder pisar bien las lisas baldosas del Ministerio a causa de las garras afiladas.

Harry iba a toda prisa, conseguir un taxi que quisiera trasladar a un perro, fue lo más difícil. El aparecerse no había sido una opción, simplemente porque jamás lo había hecho con un perro de lado y no quería generar una mala transformación y terminar con una cola de un pastor alemán. Lo que si causaba Gastón, era que las chicas se detuvieran con la finalidad de acariciarlo, cosa que al can parecía incomodarle y procuraba ignorarlas para evitar el contacto.

El móvil de Harry vibraba en sus bolsillos, sabía perfectamente bien que Ginny debía de estar marcándole, para preguntarle sobre el destino de Gastón. Decidió ignorar las llamadas.

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