Capitulo 42 "La cena de despedida"

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Nota: Es un capítulo muy, pero muy pequeñito, que rescaté ante de eliminar. Tenía que darle una pequeña voz a Ginny del cómo ella se sentía tras  poner las cosas sobre la mesa con Harry

Capitulo 42
"La cena de despedida"



Se alejó del Ministerio  al paso que le permitió el vientre. Sabía que Harry se había quedado parado ahí, podía sentir su mirada sobre su espalda, mientras ella andaba por la calle ahogándose en su propio llanto, con la vista nublada, luchando por retener las lágrimas.

Dobló en una esquina, a dos cuadras de distancia, y se detuvo tomando grandes bocanadas de aire. Tenía el llanto atorado en la garganta,  salían leves sollozos de ella mientras para ese momento,  tenía  su rostro invadido por las lágrimas que salían sin voluntad.

No podía permanecer a su lado, no debía de quedarse.

Le había destrozado el corazón darse cuenta el afecto que Harry sentía por Gabrielle. Aquella confidencialidad que ambos tenían, no solo podía verse y sentirse, sino palparse. ¿Cómo podía obligarlo a quedarse con ella cuando siquiera podía asegurarle amor?

Ellos se querían y ella era una buena chica.
Levantó su rostro a duras penas, el sol le calaba en la frente haciéndola tambalearse,  solo pudo  ver un letrero de un local y se metió a este sin importar de que trataba. Necesitaba ocultarse del sol, de Harry y de todo más lo que la agobiaba en ese momento.

Era un estudio estético. Tal vez en otro momento, ella hubiese huido, pero se sentó sin importar nada más y dejó que aquel muggle le tocara el cabello. Sumergida aun en sus propios pensamientos,  empezó a sentir bastante relajante el que una persona  extraña le hablara.

— Estoy seguro que todo saldrá bien — le dijo el estilista — no tienes porque preocuparte. A veces tenemos nuestros días nublados donde no vemos la luz.

Ginny levantó el rostro,  ¿ tan mal se miraba ella? El hombre hablaba con un sentido, a pesar de no conocerla a ella ni a sus problemas.

—  Pero, cuando dejamos reposar los males y las preocupaciones, el sol sale y todo se aclara. Las soluciones se vuelven claras y todo mejora.

El hombre le sonrió. Ginny giró su rostro hacia el espejo, la había trasquilado.

Salió de la estética casi huyendo. Le había dejado el cabello justo arriba de sus hombros, una melena que la hacía verse como una joven de 23 años, embarazada y que huía de sus problemas. Ella odiaba las melenas, desde toda la vida y ahora, tenía una. Más infeliz no podía estar.

Pero al menos, aquel corte tenía una ventaja, el maldito calor, no la sofocaba.

Volver al departamento resultó más melancólico de lo que esperaba. Gastón la recibió dando saltos y lengüetazos en su rostro de alegría por verla llegar. Ginny le echó un último vistazo al lugar que los últimas veces le había llamado hogar, y presentía que sería la última vez que lo vería a estar ahí, muy en el fondo, ella lo sabía.

Se miró en el espejo, no le gustó su reflejo. Si ella se había estado comportando como una niña las últimas semanas, ahora definitivamente se había transformado en una.

Sintió un arrepentimiento por su apariencia, sabía que podía cambiarlo con su varita, o podía dejarlo crecer. Sin embargo, terminó por darse cuenta que ese sentimiento de arrepentimiento, no se debía a su nuevo corte de cabello, sino a las palabras que le había dicho a Harry,  al menos dos horas antes.

Caminó hacia la habitación de Harry, se echó en su cama aun sin tender, toda olía a él, tal vez porque no había cambiado las sábanas o porque simplemente ella podía detectar ese olor muy personal que podía estar aspirando por horas. Se acostó sobre esta, tenía unas ganas infinitas de llorar, algo dentro de ella le hacía que no debía de apartarse de su lado, que debía de quedarse con él, su instinto se lo decía, sin embargo, dentro de ella había una lucha interna de emociones que le obligaban a irse. Él le había confesado que la quería, se lo había dicho, pero, ella no le creía  ¿Quién puede querer a una chica como ella? menos en su estado, esperando el hijo de alguien más.

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