Capítulo 64

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CAPITULO 64

Los dos se encontraban en la cama poniéndose ungüento sobre sus cuerpos, curándose las heridas de la noche anterior.

Ginny, tenía marcadas las manos de Harry en sus muslos, nalgas y en  los antebrazos, grandes hematomas de donde  él se había sujetado de ella. Los dientes de Harry estaban marcados sobre sus hombros pecosos, dejando toda una hilera de moretones . Era difícil ver aquellas huellas sin olvidar  los gemidos y suplicas de ella, para que él no parara de penetrarla.

—  No me cures los moretones de las nalgas — soltó ella — ¿acaso no son  sexis?

Harry sintió remordimiento cuando vio la piel de Ginny  con grandes hematomas generados por él. Ella pareció adivinar lo que pensaba en ese momento, porque se giró y le miró de frente.

— Yo te pedí que me apretaras con fuerza ¿lo recuerdas?
— No creí que mis manos se fueran marcar de esta manera sobre tu piel —  Harry acarició los glúteos de su esposa, con mucho amor —  déjame los curo — y bajó hacia ellos dándoles pequeños besitos que le hicieron enternecer a Ginny. Ella se sonrojó como una adolescente —
— No quiero que por culpa de tu maldito arrepentimiento, descartes de volverme  a hacer el amor tal  y como anoche lo hicimos — le dijo ella mirándolo con ternura — ¿recuerdas bueno que estuvo todo?  Deseo que las cosas no cambien, solo recuerda que no me hiciste ningún tipo de daño que yo no te pidiera que hicieras.

Harry la miró aceptando lo que ella había dicho. Le besó la frente aferrándose a ella una vez más.

Aquel momento que habían tenido en el The Majestic, había dejado a la pareja con aire bastante romántico y había logrado que él se olvidara por un momento,  de los hechos que había ocurrido días antes  en su departamento, cuando Yovkov Draganov había querido entrar a su casa. Harry y Ginny cruzaban miradas de confidencialidad cada vez que podían.

Y es que a presencia de Teddy,  no les quedaba más que sonreírse cada vez que sus miradas chocaban. Todo esto era respuesta de que Harry había descubierto la clave para que Teddy no se mostrara odioso con él, por desgracia, el secreto era muy simple: mantener la distancia con Ginny.

Esta situación, lo hacía sudar ya que Harry constantemente estaba buscando  tener cualquier tipo de contacto con su esposa y ella parecía también necesitarlo, sin embargo, los dos  parecían estar en una lucha constante, en contra de sus propios instintos, solo para que Teddy no se sintiera incómodo frente a ellos.

Los tres habían disfrutado de una tarde de Xbox e intercambiado risas y en algún momento de la tarde, Teddy y él se unieron para atacar a Ginny y así poderle ganar en el juego. Una pelirroja furiosa amenazó con vengarse y así lo haría media hora después ganándoles ella misma en el Fifa.

En casa, las cosas parecían ir de maravilla. Sin embargo, cuando Harry salía a tirar la basura o sacaba a Gastó a hacer sus necesidades, regresaba mucho más tenso de lo que Ginny podía recordar.

Era obvio que Harry estaba buscando pretextos para salir de su hogar y encontrarse con los reportes de sus compañeros que habían estado patrullando los alrededores de su hogar.

Un problema se avecinó justo a mitad de la semana. La falta de movimiento en la zona, hizo que la vigilancia se relajara bastante y como consecuencia de eso,  los aurores fueran llamados para cubrir y patrullar otras zonas, deribado a una crisis por falta de aurores que había traído como consecuencia la pasada  misión de Siberia.

Solo Thomson y Creevey fueron dejados a cargo para la seguridad e Ginny Weasley.

—  Conozco a Draganov, no en persona, caro, pero estuve analizando su perfil —  soltó Stevens después de avisarle a Harry que había sido asignado a otra zona —   es un experto en escabullirse. Me hubiese gustado poder hacer algo más, Harry. Pero tu sabes que somos muy pocos aurores  y es casi imposible abarcar toda la isla por nosotros mismos.
— Descuida —  respondió Harry bastante frustrado — hablaré con mis cuñados. Estoy seguro que lograremos cubrir las guardias hasta que esto se resuelva.
— Si ocupas algo más. Tal vez en mi día libre pueda cubrirte, no dudes en llamarme, Harry, cuenta conmigo para ello — le dijo Stevens mientras, Harry  admitía con decepción —
— Gracias — susurró Harry mientras que segundos después, el joven auror se retiraba.

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