Capítulo 15.- "La internvencion de Harry"

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CAPITULO 15

"La intervención de Harry"






Harry fue arrastrado por lo largo del pasillo de "Embarazos y Nacimientos" por dos grandes enfermeros que impidieron reingresar a San Mungo.
Se quedó tirado en la banqueta pensando en que había podido hacer mejor las cosas. Tal vez, haber insistido un poco más a Ginny. El sentimiento de pérdida lo invadía por todo su cuerpo y sin saber por qué, una desesperación y una angustia le obligaban a querer intentar volver a entrar; alzando su cabeza desde afuera del local, buscando la posibilidad de escabullirse, mientras que uno de los enfermeros lo retaba a duelo desde la entrada.

Llevaba alrededor de 30 minutos afuera, cuando vio a Ginny salir por la puerta de San Mungo. En el rostro se le podía ver la furia que traía en contra de Harry. La pelirroja había desenvainado su varita y caminaba apretándola como si estuviese lista para un duelo.​

— ¿Qué demonios viniste a hacer? — le gritó Ginny —
— Pudiste salir por tu propio pie — se sorprendió Harry cuando vio que Ginny no tenía ninguna dificultad para andar. O era muy fuerte, o era mucho el odio que Ginny sentía por él, que no le importaba más que atacarlo.
— ¡Tu qué crees, idiota!
— Oye...
— Aparecerte a mitad de la consulta, gritarme de cosas, ¿sabes lo estúpida que me hiciste ver ahí adentro? — Ginny estaba gritando y señalando el interior de San Mungo —
— No quería que te sometieras a ese procedimiento — le susurró Harry aterrado —
— No se trata de lo que tu quiera...
— No lo hiciste, ¿cierto? — Harry sintió como si una brisa fresca le llegar después de una larga caminata en el desierto —
— No — Soltó Ginny.

Su rostro era difícil de leer. Harry no sabía si estaba enojada, preocupada o consternada.

— Pero Hermione dijo...
— Hermione pudo haber dicho cosas, pero yo decido — y Ginny avanzó dejándolo atrás. Harry sintió como si de la nada del cielo, saliera el sol. Un gran optimismo lo invadió —.
— ¡Ginny! — corrió tras ella
— ¡Basta, Harry! — lo detuvo ella girándose de frente —
— Oye... sé que no debí de haber intervenido de esa manera, pero...
-—¿Quién te dijo que estaba aquí? — lo cuestionó. Harry no sabía por qué ella tenía lágrimas en sus ojos —
— Lo investigue...
— No puedes estar entrometiéndote en mi vida. — le soltó ella bastante consternada. Harry entendió que él ya no corría riesgo y se acercó a ella —
— No podías hacer esto sola — le dijo en voz baja. Buscó contacto visual y se topó con unos ojos chocolates asustados —

Ginny suspiró. Sostuvo la mirada con la de Harry, alzando las cejas mientras se mordía el labio. Harry tuvo un ligero impulso por abrazarla, decirle que no debía de estar sola, que él podía estar para ella. Pero ella rompió el contacto visual, agachó la cabeza y habló:

— No pensaba hacer nada — respondió ella avergonzada —
— ¿Cambiaste de parecer? — preguntó con júbilo Harry. Quería abrazarla, levantarla y tal vez... —
— Si, lo hice. Y eres un estúpido idiota por haber entrado como lo hiciste — ella recobró el enojo. Se dio la media vuelta y siguió andando —.

Harry la siguió de inmediato. La alegría que había dentro de él, lo obligaba a dar paso detrás de ella. Podría seguir andando detrás de ella todo el día sin detenerse.

— Ginny en verdad lo siento. Sé que fui un idiota, pero estaba realmente preocupado por ti

Ginny miró por la calle sin hacerle mucho caso, estaba tan enojada que aparecía estar ignorando cualquier cosa que Harry dijera.

— Debes de entender que después de lo que vi el día en que apareciste en mi casa...
— Tengo hambre... — interrumpió Ginny sin mirarle — ...necesito comer

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