Capítulo 20. "La nueva casa de Ginny"

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Dedicatoria:  a ese pedazo pastor aleman negro que llegó un día a casa y que con su timidez y paciencia se robó nuestros corazones.
Sirius 2007-2019

Capitulo 20
"La nueva casa de Ginny"

El domingo por la tarde, después de haber dormido por casi 12 horas, Harry había viajado a Berkshire en su Peugeot gris para recoger a Ginny. Aun se encontraban los restos de quemados de la cabaña humeando un poco.  A Harry le pareció cruel  y desoladora esa imagen. Ginny había perdido  todo y él no podía imaginar estar en la misma situación que la pelirroja.

Harry había  solicitado a un auror para iniciar las investigaciones y descartaran que el siniestro había sido un accidente. Buscaba tener evidencia por si a caso, Malfoy llegaba a intentar hacerle algo a Ginny, el poder actuar en su contra de malera legal.

Cuando entró a la Gran Casa, Madame Alice lo recibió con mucho cariño y lo dirigió hasta donde se encontraba Ginny. La pelirroja estaba con una enorme túnica color escarlata y varias bufandas encima para protegerse  del frio de febrero. Se encontraba tirada en el suelo abrazando un gran pedazo de alfombra.  A Harry le costó trabajo darse cuenta que Ginny sujetaba con fuerza a su pastor alemán que estaba tumbado y convaleciente, sin poderse levantar. Le conmovió la escena  y trató de no ver el rostro de Ginny lleno de lágrimas para no incomodarla.

— Sabes que te amo ¿cierto?  A que si — Ginny acarició  la cabeza de Gastón y  luego la besó — eres el perro más valiente de todo el mundo. No podía esperar menos de ti—

Ginny levantó su rostro para toparse con los ojos  verdes de Harry, sintió más ganas de llorar.

— Gastón, necesito que te recuperes, necesito que estés bien — se aferró al perro — voy a volver por ti, pero necesito que sanes. No podré llevarte conmigo por hoy — el perro parecía entender, empezaba a sollozar  muy bajito —  ¡por Dios, Gastón! No me veas así.

Ginny empezó a llorar.

— Querida, Harry te espera — le susurró Madame Alice —
— Debería de llevarlo conmigo  — le respondió Ginny a Madame Alice —  tal vez Gastón pueda recuperarse en el departamento de Harry — Ginny buscó aprobación en la mirada de la anciana. Esta negó con la cabeza.
— No es buena idea,  mañana vendrá el veterinario. Te prometo que lo cuidaremos bien y te avisaré cualquier cosa que él diga.
— Es momento, Ginny —   interrumpió Harry. Entonces vio a la pelirroja aferrarse con mayor fuerza al perro, con lágrimas en sus ojos, besó por última vez su cabeza. Se levantó de golpe y se dirigió a Madame Alice.
— Voy a volver por él,  — Ginny se giró para Harry y  limpiándose las lágrimas le dijo — Gastón vendrá conmigo en cuanto se recupere y no me importa lo que opines al respecto.

Harry la vio decidida, limpiándose la lágrimas con  sus manos y salió de la habitación.

El camino fue demasiado silencioso.  Harry podía ver el reflejo del rostro afligido de Ginny a través del reflejo del vidrio de la ventana. Apenas llegaron al departamento y dejó caer una vieja maleta que había pertenecido a Madame Alice y que probablemente   tenia algunas prendas viejas de ella.

— Esta es la habitación de Teddy, —  Harry abría la puerta — que diga, ahora es la tuya.

Ginny  le echó un ojo.  A un costado había una cama individual con algunos afiches entre ellos, uno grande  con  la foto de  las Arpías.  Ese poster no ayudó a que ella se sintiera mejor. Un par de muebles con juguetes y un pequeño armario donde aun había juguetes viejos de Teddy.

La habitación por su localización, no tenía ventanas, lo que la hacía oscura y fría.
— Al fondo está el baño — señaló Harry el camino  —  pero la ducha no sirve, así que...
— Tendré que usar la ducha de tu habitación —  concluyó  Ginny — si, lo recuerdo bien.

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