Keily
Me encuentro en mi departamento, es de madrugada, tengo sed, voy a levantarme y me doy cuenta de que hay dos bultos grandes en mi cama, sonrío al ver la escena, son Raúl y Elena que no fueron a su casa y se quedaron dormidos junto a mí en la cama. Me muevo despacio para ir a la cocina por un vaso de agua. Cuando estoy en la cocina siento pasos detrás de mí y ahí estaba Elena.
— ¿Cómo te sientes, cariño? —pregunta mi amiga soñolienta.
Yo niego con la cabeza y se me cristalizan los ojos.
— No me siento bien, Eli, esto que pasó con el muy bastardo de Diego me hizo revivir lo que pase a mis quince años y sé que ustedes pensarán que soy patética por mi reacción, pero no puedo evitarlo, mi hermano casi arruina su vida por ese hecho y mi padre resulto muerto, no es fácil para mí.
— Nadie tiene que pensar que eres patética, Keily — dice Elena — has pasado por muchas cosas y es lógico que te sientas deprimida, pero lo que no voy a permitir es que te encierres ¿me escuchaste? — la miro fijamente aun con mis ojos cristalizados — aquí estamos tus amigos para apoyarte, nena, ven aquí.
Abre sus brazos para mí y yo camino hacia ella para abrazarla.
— Gracias, muchas gracias por nunca dejarme sola — le digo con honestidad – tu eres muy especial en mi vida, eres mi hermana.
Ella asiente.
— ¡Vaya! Me voy a poner celoso — escuchamos la voz de Raúl y esto hace que nos separemos lentamente con una sonrisa. — ¿Cómo está el piojo este?
— Este piojo les agradece todo lo que han hecho por mi — expongo con una pequeña sonrisa — gracias a Dios de esta no muero.
Ellos sonríen.
La verdad es que no quiero preocupar a las personas que amo, ahora mismo deseo estar sola, pero soy consciente de que este par no me dejará, aunque se los pida.
Ellos platican un poco, yo no respondo, solo estoy en silencio dando vueltas al mismo asunto, mientras vamos de regreso a la cama, nos acostamos los tres. Yo en medio de ellos dos y debo agradecer que mi cama es enorme porque cabemos sin ningún problema. Es después de unos momentos que nos quedamos dormidos.
♡♡♡
Ya han pasado tres días desde que paso el suceso aquel con Diego, hoy es domingo, pasé viernes y sábado en mi departamento, en pijamas y comiendo poco, es decir, solo me apetece helado.
Mis amigos tuvieron que irse, llaman cada media hora para saber cómo estoy y la verdad es que no tengo ánimos de salir ni de hablar mucho, sin embargo, con ellos dos es diferente, son mi familia y sé que les preocupo. Marcelo también a llamado, pero no le he contestado y, aunque el rubio de ojos azules, se ha portado muy bien conmigo y debo admitir que me siento bien cuando platico con él no tengo deseos de dar explicaciones de lo que pasó, ya que mi estado de ánimo dice mucho de mí.
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Mi PERDICIÓN
RomanceKeily Andersson, una joven responsable que está a punto de culminar sus estudios en el área de Diseños de Interiores en una Universidad de Mérida, en la cual obtuvo una beca por su buen desempeño. Es una chica de buenos sentimientos y entusiasta que...