Varias horas han transcurrido después que salimos de la constructora Sandoval. En estos momentos Elena, Sinclair, Bianca y yo, nos encontramos abriendo las puertas del centro comercial número cuatro, ubicado en la Plaza Americana de Mérida, los vestidos y accesorios de las tiendas anteriores, no llenaron nuestras expectativas.
El Centro Comercial Plaza Americana, es una hermosa edificación con cristalería en los techos de la recepción, dándole un toque antiguo al lugar.
Esta noche asistiríamos al club de Cristian, nos había invitado con la intención de que nuestros nuevos amigos, se pasaran un rato agradable.
Ahora me encuentro en unos de los vestidores, probándome un vestido, las tres chicas restantes, esperan por mí y así dar su opinión sobre la prenda de vestir, mientras tanto, conversan de diversos temas. Después de acomodar bien el vestido, salgo del cubículo:
— A ver chicas, ¿Qué les parece este?
Es un vestido blanco de hombros caídos, me sentía un poco incómoda con él. Las chicas frente a mí, se miran entre sí, dejando claro que no se me ve bien, sus caras lo dijeron todo. sonrío, porque opino lo mismo.
— Tienen razón, tampoco me gusta, me probaré otro. Doy media vuelta y entro al probador.
Mientras quito el vestido que llevo puesto y tomo otro, Elena, llama la atención de las chicas y, por ende, la mía, aunque no las pueda ver.
— Bueno, ¿Quién empieza a contar su historia y lo que las trajo a nuestro país?
Ya sabía que ella se aprovecharía de cualquier espacio para extraer información sobre las chicas. Ella es un caso perdido y sin ninguna posibilidad de encontrarla de nuevo.
— Pues soy una nueva inversionista en Legacy Ferrer. – Escucho a Bianca, comentar. — En vista de que Iván, no pudo viajar, vine en representación propia, debíamos asistir más del cincuenta por ciento para estar de acuerdo en las decisiones a tomar y por eso estoy aquí, – No puedo observarla, pero el entusiasmo en su voz indica, que está feliz y satisfecha con venir a Mérida. — Aunque no me puedo quejar, la estoy pasando bien, ustedes son muy atentos y ese Cristián es muy gracioso, nos hacen sentir a gusto.
Sonrío al escucharla hablar de Cris, porque tiene razón y eso, que solo han compartido con él, momentos efímeros. Miro mi atuendo y, hago una mueca, este vestido me queda horrible, parezco un barril deforme, ni siquiera pediré opinión, comienzo a quitarlo de manera urgente.
Me da gusto escucharla, saber que se han sentido bien compartiendo con nosotras, a simple vista, se puede observar, que todos ellos son buenas personas.
— No agradezcas, tanto el bombón andante como el Superman, son así, muy serviciales. – Sonrío al escuchar los apodos que les puso a Cristian y Marcelo. Con esto se puede ver que ya entramos en confianza con las chicas, estamos hablando de nuestras vidas como si nada.
ESTÁS LEYENDO
Mi PERDICIÓN
RomanceKeily Andersson, una joven responsable que está a punto de culminar sus estudios en el área de Diseños de Interiores en una Universidad de Mérida, en la cual obtuvo una beca por su buen desempeño. Es una chica de buenos sentimientos y entusiasta que...