≪•◦ ❈ Capítulo 57 ❈ ◦•≫

152 20 187
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estamos en el club de Cristian, "El volcán en erupción" nuestros inversionistas y nuevos amigos, querían conocer un poco la ciudad y que mejor lugar que este para pasar un buen momento, pues no se puede negar que es uno de los mejores de la ciudad...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estamos en el club de Cristian, "El volcán en erupción" nuestros inversionistas y nuevos amigos, querían conocer un poco la ciudad y que mejor lugar que este para pasar un buen momento, pues no se puede negar que es uno de los mejores de la ciudad y, en lo que a mi concierne, me trae tantos recuerdos. Cristian y yo somos los únicos que habíamos llegado, al menos eso pensaba hasta escuchar las últimas palabras de mi amigo, aquellas que pronuncio hace unos segundos atrás:

Mierda, mierda, mierda... – Giro mi rostro hacía él, quien tiene sus ojos en otra dirección. — Tenemos mucho trabajo esta noche, muchos mosquitos que espantar.

Llevo mi mirada hacia donde se encuentra la de mi amigo, estoy a punto de tomar un trago y es entonces cuando pasa... Ahí es donde toda acción se detiene y siento como mi vaso se queda a mitad de camino, todo por la mujer que ahora mismo acapara toda mi atención, bueno, no solo la mía, sino de todos aquellos que logran visualizar ese monumento de mujer. Trae con ella un vestido plateado que le queda como una segunda piel, es corto y va al descubierto en la parte de arriba, se ve mucho más que preciosa, es toda diosa.

Se acerca a la zona VIP, con una sonrisa radiante en el rostro, es por algo que creo que le ha dicho la pelirroja que camina junto a ella que, ahora viéndola con más detenimiento, también se ve muy bien. Cristian, tiene razón en decir que hoy tendremos que mantener los ojos bien abiertos, hay que cuidar bien de estas mujeres, son la más hermosas del lugar y todos los alrededores.

Escucho como a través de la música, algunos hombres les piropean a ambas mujeres, esto hace que me ponga de pie inmediatamente, este debería ser el momento en el que corro y tomo a mi mujer para guardarla y que nadie la codicie. Porque, aunque no lo admita en voz alta y me lo niegue a mí mismo, esa mujer es... Mi mujer.

Mis ojos coinciden con los de ella y por un instante, no existe nada más que sus preciosos orbes que lo único que irradian es su inocencia, la cual, desde el inicio de nuestra historia, han causado tanta curiosidad en mí y han sido Mi Perdición.

Sí, es hora de admitir que ella es la persona que nunca busqué, que siempre deseché en mi vida, aquello que quiero lejos, que me hace débil. Sin embargo, no la busqué, pero la encontré por casualidad en una noche donde solo buscaba paz en una copa en este mismo lugar, no la quiero en mi vida, no obstante, no puedo tenerla lejos y siendo hoy mi debilidad, se ha convertido en mi mayor fortaleza.

Mi PERDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora