Capítulo 33 ♡

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Si alguna vez has sentido la sensación de que tu corazón va a subir por tu garganta para luego ser escupido, entonces podrás entender la sensación que estoy sintiendo en este preciso instante, mi corazón late con tal violencia que siento terror de que salga corriendo de mi pecho lejos de mi.

Hola, Niñita endemoniada — sonrío como tonta ante el apodo que suele usar en ocasiones.

Siento mi garganta seca, no puedo emitir ningún sonido, me parece irreal escucharlo, muerdo mis uñas y comienzo a hablar:

— ¿Cómo te sientes, Marcelo? ¿Qué tal tu día por ahí?

Escucho como suelta un suspiro cansado del otro lado de la línea — He tenido días mejores.

— Bueno, los días tienden a ser de esa manera, unos buenos, otros regulares e inevitablemente algunos malos, sin embargo, tenemos la esperanza o más bien la oportunidad de que el siguiente sea mejor que el anterior.

Escucho su risa ronca y no puedo evitar imaginar su rostro y lo cansado que debe estar basándome en el tono de voz que está usando y los suspiros cansados que suelta de vez en cuando.

Supongo que tienes razón — concuerda al fin. —  ¿Qué me dices tú? ¿Qué tal tu día, niñita?

Me quedo en silencio por unos cuantos segundos en lo que decido lo que voy a responder, puesto que, aunque he tenido un día pesado y lleno de emociones frustrantes no pretendo dar detalles de todo lo ocurrido.

— He tenido días mejores — respondo divertida al fin utilizando sus mismas palabras.

Al parecer ninguno de los dos tuvo un día muy agradable que digamos, sin embargo, lo que en estos momentos observo compensa en gran manera lo pesado e irritante que ha sido el día de hoy.

Sonrío por inercia.

— Me alegra escuchar que al final su día pudo mejorar, señor Sandoval — suelto sinceramente y ya más tranquila, aunque aún existe la secuela de los nervios que se apoderaron de mi desde un principio, es decir, las manos me sudan y siento vibraciones extrañas en la boca de mi estómago. — nuevamente muchas gracias por las flores, me han encantado.

No tienes nada que agradecer, mi cielo. —  Se crea unos segundos de silencio y continua - en realidad te llamé porque quiero hablar contigo de algo que estoy observando en este preciso instante y es tan espectacular la vista que tengo ahora que solo podría compartirla con una sola persona y esa definitivamente eres tú. —se crea un silencio por unos cuantos segundos y mi corazón da un salto exagerado en mi pecho, luego el  continúa — ¿Tienes tiempo para escucharme?

Un zoológico de elefantes inquietos se desata en mi interior al escucha cada palabra que suelta, como lo dice y sobre todo el tono tranquilo que utiliza en recitar estas. Cuando creo estar lista decido hablar y bueno volverme un poco atrevida y siendo movida por mi curiosidad me atrevo a preguntar:

Mi PERDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora