Keily Andersson, una joven responsable que está a punto de culminar sus estudios en el área de Diseños de Interiores en una Universidad de Mérida, en la cual obtuvo una beca por su buen desempeño. Es una chica de buenos sentimientos y entusiasta que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Keily
Trato de abrir mis ojos lentamente y un dolor azota la parte trasera de mi cabeza haciendo que lleve mis manos allí al tiempo que me quejo debido al dolor. Cuando logro abrir mis ojos veo de forma borrosa, no puedo distinguir nada con claridad, trato de moverme y puedo decir que tenia mucho tiempo sin sentir tanta pesadez en mi cuerpo, me encuentro en algo blando, al parecer me encuentro en una cama.
Vuelvo a cerrar mis ojos y los aprieto fuertemente agudizando drasticamente mi dolor de cabeza. Apoyo mis manos en contra de lo que creo que es el colchón y me levanto, abro mis ojos lentamente y al fin puedo ver con claridad, estoy en una habitación de lo que parece ser un almacén o algo así, tiene grandes Ventanas en la parte superior, todo es tan gris.
Trago grueso, no se donde estoy y trato de recordar el último episodio, al hacerlo, mi corazón se hunde en mi pecho al recordar todo, los golpes hacia Marcelo y el disparo que lanzaron hacia Elena. Un grito ahogado y doloroso sale de mi garganta ¿Qué fue lo que pasó?
Escaneo el lugar con mucho cuidado, tengo miedo, trago saliva y me pongo de pie rápidamente sintiendo un pequeño mareo instantáneo, mi corazón se acelera al verlo ahí, atado en una silla de pies y manos, esta inconsciente, me paralizo, no tengo las fuerzas y acercarme a verificar que este bien.
Mis ojos se cristalizan al tiempo que un dolor en mi pecho se hace presente, no puedo detenerme, no ahora que Marcelo me necesita, camino lentamente hacia él mientras que lágrimas y sollozos salen de mi. Me coloco en cuclillas delante de él y al tocar su rostro me doy cuenta que si respira, pausadamente, pero lo hace.
En estos momentos no me importa nada, lo único que quiero es que Elena, Cristian y Marcelo se encuentren bien. Toco su rostro nuevamente, él continúa con sus ojos cerrados y con parte de su rostro ensangrentado. Lagrimas bajan por mis mejillas al tiempo que toco su rostro y su brazos buscando más heridas.
— Marcelo, — sollozos salen de mi, mi voz sale rasposa — despierta, por favor.
No hay respuesta, miro a mi alrededor y solo esta una pequeña cama en donde me encontraba anteriormente, una mesa y la silla en la cual se encuentra el hombre aquí. Me pongo de pie y me dirijo a la única puerta que esta aquí y trato de abrirla, sin embargo, esta no cede, así que dejo de intentarlo.
Vuelvo al lugar de antes, me pongo de cuclillas y toco al rubio nuevamente y lágrimas vuelven a salir de mis ojos al mirarlo tan golpeado, tan débil cuando siempre lo he visto tan fuerte, me siento sola e inútil, no sé qué hacer para ayudar, ni siquiera sé la razón por la que estamos aquí.
Comienzo a desatar los pies de Marcelo para luego continuar con sus brazos y lo escucho quejarse, debe estar adolorido, al tiempo que hago esto no dejo de llorar, sostengo su cuerpo con dificultad para que no se me vaya a caer y juro que no sé qué hacer.