KeilyHan pasado dos semanas desde aquel día en que fui a buscar a Diego y lo encontré con Natalia en su departamento, no he podido salir de mi casa, no tengo las fuerzas que se necesitan para salir a la realidad que me embarga.
Esta situación ha sido muy dura para mi, la traición de dos personas muy queridas, me han hecho pedazos, nunca pensé sentir tanto dolor y rabia al mismo tiempo, no me gusta eso.
Eso destruye a las personas de a poco...
Elena ha hecho lo que puede, no me ha dejado sola ni un solo momento, fue un golpe muy duro para ella todo lo aquello que le conté, lloró conmigo una y otra vez, se sintió estúpida al igual que yo, esas fueron palabras de ella, no mías, se sintió traicionada, no vió venir ese golpe.
Ahora me encuentro en mi habitación, todo esta a oscuras y no tengo deseos de levantarme, a penas empecé a comer nuevamente, aunque sea de poco a poco, no quiero enfermar y traer problemas a las personas que se preocupan por mi.
Escucho la puerta del departamento ser abierta, tiene que ser Elena, es la única que tiene llave, llevo mi cobija por encima de mi cabeza, no quiero ver a nadie por ahora. No quiero pensar en el maldito asunto nuevamente y lo peor de todo es que mañana tengo que regresar a True Style, ya que mi licencia médica que me consiguió Elena de manera ilícita con un amigo del hospital se vence.
Unos suaves golpes se escuchan en la puerta de mi habitación, pero no respondo, no tengo fuerzas para hablar, al darse cuenta, quien quiera que sea que toca la puerta, que no tengo intenciones de abrir, pasa sin ningún problema.
Se escuchan pasos a mi alrededor y siento como ruedan las cortinas de mi habitación, cosa que me molesta y me invitan a protestar aún debajo de mis cobijas.
— Vamos, Keily Elizabeth Andersson Presley, levanta tu grandioso trasero de esa maldita cama antes de que tome la decisión de golpearte o simplemente lanzarte por la ventana – mis ojos se cristalizan al escuchar la voz de mi prima Fran Irene — ¿Prefieres opción uno o la opción dos?
Quito mis cobijas al escucharla, ella está de pie, sus ojos avellanas coinciden con los míos. Me da una media sonrisa y mis ojos se cristalizan, no quiero llorar.
— ¿Qué haces aquí, Fran? – pregunto, mi voz sale rasposa y en un susurro — ¿Pasa algo?
Se encuentra de brazos cruzados cerca de la ventana de mi habitación, suelta un suspiro lento y comienza a acercarse a la cama. Cuando ya no existe distancia entre las dos, me abraza y correspondo de inmediato, ambas nos abrazamos muy fuerte, me hace bien tenerla aquí, es una de las personas que más amo por su calidad humana y forma de ser se ha ganado mi respeto, además siempre me ha apoyado en mis peores momentos y estos es uno de ellos.
Nos separamos lentamente y le miro directamente a los ojos.
— Keily Elizabeth, te ves de la recontramierda – suelta de un momento a otro y por primera vez en dos semanas sonrío. — Eres una mierda humana ahora mismo.
ESTÁS LEYENDO
Mi PERDICIÓN
RomansaKeily Andersson, una joven responsable que está a punto de culminar sus estudios en el área de Diseños de Interiores en una Universidad de Mérida, en la cual obtuvo una beca por su buen desempeño. Es una chica de buenos sentimientos y entusiasta que...