Keily
Fue una sorpresa para mi ver a Marcelo de pie en mi puerta, aunque este no tiene idea de lo que me pasó dejó que llorara en su pecho y me abrazó fuertemente haciéndome sentir segura en esos brazos tan perfectos que tiene, ahora mismo íbamos tomados de las manos hacia donde había dejado su coche y nos dirigimos a un Bugatti de color blanco que está valorado en miles y miles de dólares
¡Esto es tener dinero!
Es lo único que pienso mientras sonrío por la ironía de mi conciencia. Marcelo abre la puerta para mi en el asiento del copiloto, cierra esta y se dirige a su lugar delante del volante.
No puedo evitar prestarle atención a las sensaciones que emite mi cuerpo y la forma en la que reacciona a este hombre con tan solo mirarlo, trago grueso ante la nueva situación.
"El rubio y yo estamos saliendo a comer".
Juntos.
Si, estamos saliendo, esta comportándose como todo un caballero, no es tonto, ni yo tampoco, él sabe que algo me pasó y por eso llegó a mi departamento y decidió sacarme de ahí, para distraerme, pero mi pregunta es ¿Cómo supo que no me sentia bien? En estos momentos no importa, lo único que interesa es ahora estoy camino no sé a donde con él.
Es un lindo detalle.
Marcelo y yo llevamos un tiempo hablando, varios días en los cuales nos llamamos y texteamos todos los días, aunque los últimos días nunca respondí.
Quizás por eso me fue a buscar.
Vamos en silencio, no es incómodo, en ocasiones, siento su mirada sobre mi cosa que logra ponerme un tanto nerviosa. Ya han pasado unos cuando minutos y decido romper el silencio.
— Muchas gracias por lo que estás haciendo – me mira por unos cuantos segundos con esos ojazos azules y vuelve su vista a la carretera con media sonrisa.
— Es lo que hacemos los amigos, Keily. -— trago saliva con eso último que dijo — sin importar lo que sea estaré para ti
Sonrío como tonta.
— Gracias.
Es lo ultimo que digo y me dedico a mirar por la ventanilla del auto y de cuando en vez miro al rubio a mi lado quien esta muy concentrado en lo que hace, lo miro y no puedo evitar el cosquilleo que emite mi cuerpo y los vuelcos que da mi estómago cada vez que pienso en él, cada vez que lo miro, son tantas las emociones, que mi cabeza se encuentra más confusa.
Estoy más confundida que Adam el día de las madres buscando un regalo para su mamá.
No puedo evitar pensar en lo atractivo que es este hombre, sus rasgos son tan masculinos y bien marcados que cuando más lejos lo tengo me encuentro pensando en él y admirando cada parte de su existencia. No puedo evitar en pensar que ahora somos amigos y aunque empezamos las cosas al revés, es decir, primero hicimos eso antes de ser amigo, no puedo evitar sentirme bien en su compañía y puedo decir que hasta confianza le tengo.
ESTÁS LEYENDO
Mi PERDICIÓN
RomanceKeily Andersson, una joven responsable que está a punto de culminar sus estudios en el área de Diseños de Interiores en una Universidad de Mérida, en la cual obtuvo una beca por su buen desempeño. Es una chica de buenos sentimientos y entusiasta que...