Capítulo 34 ♧

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Estoy en el hotel, cerca del lugar donde existe la posibilidad de construir un gran establecimiento que les permitirá a las personas venir de vacaciones por varios días ya sea familiar o en parejas si es que les apetece, en Celestun

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Estoy en el hotel, cerca del lugar donde existe la posibilidad de construir un gran establecimiento que les permitirá a las personas venir de vacaciones por varios días ya sea familiar o en parejas si es que les apetece, en Celestun. Un hotel con las mejores comodidades, ya que dispondrá de varias recreaciones como piscinas, áreas de juegos para los infantes, en los alrededores se construirá cuatro restaurantes, discos, entre otras distracciones.

Cristian, un equipo especial y yo vinimos a verificar el terreno y las condiciones del mismo para que si resulta adecuado en todos los sentidos, la constructora realizará la inversión de compra y construcción.

Aún es temprano y en unos minutos sostendré una reunión para llegar a negociar el terreno con los dueños. Ahora me dirijo al desayunador en donde quedé con Cristian y Mariano para hablar de negocios. Camino por el lugar y siento miradas sobre mi, pero no presto atención, estoy acostumbrado a esto.

- Buenos días - saludo a los dos hombres frente a mí.

- Buenos días - saludan estos dos al mismo tiempo mientras que se ponen de pie y estrechamos nuestras manos.

- Vamos a lo que hemos venido, - suelto mientras me acomodo en uno de los lugares que se encuentra disponible en la mesa, - hay muchas cosas que hacer el día de hoy.

-No sé si pueda concentrarme con tantas mujeres cuchicheando y sonriendo hacia esta mesa - habla Mariano en forma divertida mientras que mira a nuestro alrededor - ¡Joder! Llamamos la atención de las féminas de todas las edades.

Miro a mi alrededor y es verdad, las damas del lugar están mirando en nuestra dirección y dando a entender con la mirada que están dispuestas a todo. Vuelvo mi mirada azul hacia los dos hombres que están frente a mí y los veo dando su atención a una mesa en específico donde se encuentran un grupo de chicas.

-Quieren nuestros contactos - suelta Cristian burlón - la castaña quiere el tuyo, Marcelin picaron eh, la morena el tuyo, Mariano y la pelirroja el mío.

- ¡Que observador eres! - hablo yo indiferente. - Ya sabes a quienes quieren ligar.

- No es difícil ver las miradas que nos dan, Marcelo y al parecer esos huevitos de allá - señala Mariano con la cabeza en dirección a las chicas y con una sonrisa seductora - quieren sal, hermano.

Cristian y el chocan los puños mientras ríen mientras que yo me limito a girar los ojos por las idioteces de estos dos tratando de no reír también.

- Después de la reunión - vuelve a intervenir, Mariano, - hay que brindarles atención a esas hermosas mujeres.

Cristian sonríe, pero puedo observar que esta en las mismas que yo, no queremos nada eso en esta ocasión y es por tal razón que se los dejo saber inmediatamente.

- Yo paso, no quiero compañía - hablo y los dos hombres frente a mí se dan una miradita de ¿pero qué mierda acaba de decir?

- ¿Qué? - cuestiona Mariano evidentemente confundido - ¿Cómo que pasas? No me salgas con esa mierda ahora.

Mi PERDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora