Después de que Elena y yo saliéramos de mi departamento, nos dirigimos al lugar que nos gusta frecuentar para degustar una buena comida en un ambiente agradable y hablar de cualquier cosa.
Elena es una gran compañía, es como una hermana para mí, la verdad es que esa pelirroja de ojos azules, es un encanto de chicas, ella es una persona muy linda, su familia no vive en esta ciudad, sin embargo, viven al pendiente de ella. Es una chica que a tenido novios, pero termina dejándolos porque al final salen siendo unos estúpido que solo les importa jugar con las chica o simplemente, no pretendía nada serio con ellos.
Ella quiso mucho a su ultimo novio llamado Nicolas, aunque este se porto muy bien tuvieron que separarse porque el mismo se fue a vivir al otro lado del mundo por cuestiones de trabajo y decidieron terminar en santa paz, cada uno por su lado.
Mi amiga y yo, conversamos de lo que sigue de ahora en adelante y ella me aconseja que debo programar una cita para un ginecólogo, ya que tuve mi primera relación sexual y la verdad es que me da una vergüenza cada vez que me acuerdo de la manera que perdí mi virginidad, no es que fuera algo que estuviera guardando como un gran tesoro, pero por lo menos lo hubiera hecho con alguien que llevara más de una semana conociendo y, de paso, que no fuera hermano de mi ex.
Luego recuerdo que no logré sostener relaciones con nadie más en el pasado por un trauma psicológico y se me pasa.
Me pregunto porque nunca pude tener sexo con Diego, fue mi novio y lo lógico seria que pasara, no obstante, mi cuerpo lo rechazaba al igual que otros dos novios que tuve antes, aunque creo que las consultas con mi psicóloga surtieron efectos en las últimas secciones.
Estoy muy sumida en mis pensamientos hasta que mi amiga me hace una pregunta que me deja helada:
— ¿Por lo menos se cuidaron cuando mantuvieron relaciones? – ella pregunta mientras devora una papa, a veces me pregunto por qué come tantas papas.
— ¿Qué? — pregunto yo abriendo los ojos como platos.
— ¿Qué si se cuidaron, ya sabes, el entro su palito en una fundita y eso? – dice ella haciendo la mímica con sus manos y con voz pausada.
— ¡Oh, por Dios! Sé lo que quieres decir, no tienes que especificar tanto, Elena.
— Yo nomás decía – habla ella despreocupadamente mientras come más papas.
Pues... no sé qué decir, la verdad no me habia hecho esa pregunta y me aterra pensar en eso.
— Pues creo que no – Logro articular por fin y mi amiga deja de comer y me mira fijamente.
— Keily, ¿Estas consciente de que puedes quedar embarazada o en el peor de los casos contraer algún tipo de enfermedad de transmisión sexual? – trago grueso y hasta el apetito se me quitó.
— No, Eli, no. – hablo tajantemente — Yo no puedo salir embarazada en estos momentos y mucho menos de un hombre que ni siquiera me conoce ni yo tampoco a él, ¿Qué puedo hacer? — pienso un momento, trago en seco nuevamente y continuo — y con respecto a las enfermedades de transmisión sexual no creo que el señor Sandoval sea tan descuidado.
ESTÁS LEYENDO
Mi PERDICIÓN
RomanceKeily Andersson, una joven responsable que está a punto de culminar sus estudios en el área de Diseños de Interiores en una Universidad de Mérida, en la cual obtuvo una beca por su buen desempeño. Es una chica de buenos sentimientos y entusiasta que...