La canción Can- can, comenzó a sonar y no pude evitar reír al ver la cara de Marcelo. Estaba con su habitual gesto libre de expresión mirando a los hombres vestidos de chicas. Su mirada se cruzó con la mía y la confusión reinaba en ella. Sonreí ampliamente al ver su cara.—Van a bailar — respondí, su pregunta interna.
—¿Con esa ropa? — Preguntó, horrorizado haciéndome reír fuertemente.
—Es solo actuación, mi amor — aclaré con una sonrisa que él correspondió —. Ven. Acércate un poco más a mí.
Lo hizo. Se colocó junto a mí, abrazándome desde atrás.
El espectáculo estaba muy animado, las risas y gritos alegres no se hicieron esperar por parte de las personas. Amo el baile y ellos lo hacen muy bien, comencé a aplaudir, a bailar y celebrar con ellos, llamando la atención de los chicos y uno de ellos se acerca a mi con la intención de que me les una al baile, me niego repetidas, pero fue inútil, con ayuda de Marcelo, quien no hizo nada para ayudarme, prácticamente, fui arrastrada al escenario que habían montado.
Unos minutos más tarde, estoy derretida de la risa, pues estos locos, han puesto una falda por encima de mi pantalón y me obligaron a bailar como ellos. Miré al frente y vi a mi rubio sonreír de boca cerrada ante la escena que tenía en frente. Nunca apartó su mirada de la mía, es como si estuviera ido en sus pensamientos.
Me divertí muchísimo con estos muchachones, me dolían los pies de tanto brincar y la barriga de tanto reírme. Sin embargo, Marcelo Sandoval, seguía en la misma posición de antes y con la misma expresión en el rostro.
Fruncí el ceño acompañado de media sonrisa, extrañada por su mutismo, es como si estuviera en otro planeta.
—A ver — comencé con una sonrisa, llegando hasta él y abrazándolo por su torso —. ¿Se puede saber que es lo que te tiene tan distraído?
— Por supuesto que puedes — dijo, rodeándome con sus brazos protectores —. Estaba pensando en lo preciosa que te ves cuando sonríes y lo mucho que me cautiva la manera en la que ves la vida. También me preguntaba cual seria la respuesta que me darías.
Sonreí, extrañada, sin dejarlo de abrazar. Marcelo, miró mis ojos y me regaló esa sonrisa que tanto me gusta de él.
—No te estoy entendiendo nada...
— ¿Recuerdas la canción? — Preguntó, de repente, dejándome aún más confundida.
—¿Qué canción? — solté, del mismo modo.
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Mi PERDICIÓN
RomanceKeily Andersson, una joven responsable que está a punto de culminar sus estudios en el área de Diseños de Interiores en una Universidad de Mérida, en la cual obtuvo una beca por su buen desempeño. Es una chica de buenos sentimientos y entusiasta que...