Capítulo 38

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Me encuentro en un pequeño parque ubicado en los alrededores de donde vivo que cuenta con columpios y otras recreaciones para niños e incluso hay algunos infantes aquí acompañados de algún familiar.

Es de mañana y vine aquí con el propósito de despejar mi mente y hacer lo que me gusta, diseñar a mano. Solo coloqué ropa deportiva y tengo los auriculares puesto con la música que me encanta ¿adivinen cuál? Pues sí, si es Chayanne y no me importa que me tachen de loca al repetir sus canciones una y otra vez, es mi Ídolo, casi un dios para mi.

Me encuentro creando un diseño al azar, es decir, me imaginé una linda casa con sus espacios amplios y aquí estoy tirando dibujitos de Kinder, como diría Natalia. Hoy es domingo y no me toca ir al trabajo, debía estar en mi casa haciendo el aseo,  puesto que ayer no moví ni una aguja, pero en verdad es que estoy muy perezosa y dejé esa actividad para luego que llegue del parque.

Ya hacen dos días de mi cena con Marcelo, dos días en el cual nos besamos como dos locos, dos días que no hablo con él. Me encuentro a la expectativa de lo que pasará y dirán que estoy loca, pero no puedo dejar de pensar en esos labios sobre los míos deborando cada rincón de mi boca. Me ruborizo de tan solo pensar en esos besos con el rubio que inquieta mi ser. Pienso en cada detalle de la cena que compartimos, las miradas que nos dimos y para ser honesta fue una noche increíble.

Y la despedida estuvo rica, sabrosa, deliciosa...

Ruedo los ojos.

Cállate, sin vergüenza.

Pero si tu estabas loca por decirlo, yo nomas te ayudé.

¡Silencio!

Ya, ya esta bien me callo.

Gracias a Dios.

Solo hasta ahorita, Keilisita, ni te me emociones.

Arrrggg...

Como les decía antes de que mi consciencia interviniera, pasé una velada que superó las expectativas de la noche y creo que el beso que nos dimos, ¡madre mía! superó al máximo y un poco más, me gusta que me bese, me gusta besarlo.

Antes de que Marcelo y yo intimaramos, ustedes saben el día en el que él y yo hiciéramos, emm bueno, ya saben, que tuviéramos sexo, yo no lo había hecho con nadie por los sucesos anteriores en mi vida, pero ahora que sé lo que es, aunque no al cien por ciento porque tenia mucho alcohol en mi sistema de funcionamiento, pero recuerdo todas las partes del hecho, no puedo dejar de pensar en lo delicioso que se sintió eso y que cada vez que ese recuerdo llega a mi, mi cuerpo comienza a calentarse y esas partes ocultas de mi anatomía, esas que no se encuentran a la vista, parpitan una y otra vez, y eso solo me pasa con él.

Creo que algo anda mal con nosotras dos.

Concuerdo.

Pasa alrededor de una hora desde que llegué al parque y estoy muy concentrada en mis diseños cuando escucho a alguien gritar, levanto la mirada y todo sucede en cámara lenta, un niño que no debe tener más de siete años va corriendo con dirección a la calle detrás de una pelota que se le ha escapado, no lo pienso dos veces y tiro todo aquello que esta en mis manos y piernas, mis utensilios para diseñar caen al piso, pero no importa, corro hacia donde va el niño y agradezco inmediatamente mis secciones de ejercicios tres veces a la semana y mi rutina de correr y trotar un poco en algunas mañanas (no todas porque no tengo tiempo) porque cuando el niño está a punto de entrar a la calle lo atrapo, lo detengo rodeándolo con mis brazos y ambos caemos al piso, si no llego a tiempo no la contamos, ya que un auto nos pasó muy cerca.

Mi PERDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora