Elena y yo estamos en el aeropuerto, específicamente en la sala de espera puesto que nuestro avión sale en cuarenta minutos, llegaremos a Toluca alrededor de las diez y media de la noche, la suerte que mi tío Roberto nos pasará a recoger a la aerolínea.— ¿El tío Robert, le dijo a mamá Sarah que iríamos? — Cuestiona Elena mientras observa la pantalla de su celular. — No me vayas a salir con que le dijo, por favor.
— Lamento decirte, Eli, que mi tío es pésimo guardando secretos — hablo con una sonrisa en su dirección, — ya mamá esta enterada de que iremos.
— ¡Esto es increíble! — suelta indignada — no le volveremos a decir nada, la próxima vez llegamos de sorpresa.
— Si, pero al llegar de noche corremos peligro de ser asaltadas y eso, al llegar a estas horas nos exponemos a mucho y sobre todo que no sabemos como andan las cosas en la ciudad, — hablo seriamente hacia ella — había que informarle para que mandara a alguien del rancho a buscarnos.
— Solo por eso se salvará de mi enojo — suelta ella más convencidade que tengo razón. — Teníamos que venir hoy para disfrutar del rancho y sus caballos en el transcurso día de mañana y el domingo.
— Así es, Elena. — Trago grueso, la última vez Natalia nos acompañaba. — Como cambian los tiempos.
Elena me mira extraña.
— Lo dices por la estúpida de nuestra ex amiga ¿no es cierto? — asiento con la cabeza, aunque no lo crean aún la traición de ella me duele. — A veces odio que seas así, me gustaría verte odiar y sacar ojos, pero no eres así. Sabes defenderte, si, pero no guardas rencor.
— No pierdo mi tiempo en eso, aunque debo confesar que cada vez la tolero menos y hoy estuvo insoportable, — hablo con calma recordando todo lo ocurrido en la reunión — me sentí tan incómoda por la situación, ella debe aprender a separar los asuntos personales de los laborales, pero no lo entiende.
Ella sonríe maliciosamente.
— Créeme, kei, que hubiese pagado lo que sea por ver su cara hoy cuando la señora Ortiz te nombró como diseñadora y más aún de un proyecto tan importante, estoy orgullosa.
— Créeme fue increíble verla refutar, refunfuñar y darse por vencido, aunque para ser honesta no me alegra verla en esa faceta, es decir, ¿Qué le pasó?
— Nunca fue tu amiga, Keily, engañarte con tu novio durante meses y reírse en tu cara, no es de amigos, nunca fue nuestra amiga.
— Lo sé, lo que más me duele es que se excusa diciendo que siempre le interesó Diego, pues nunca me di cuenta, es más, parecía que lo odiaba.
— Estrategia, Kei, eso fue una simple pantalla para ocultar su hipocresía — habla Elena con un rastro de impotencia en su voz, — pero lo que más me duele es que no hubo señales o por lo menos no supimos verla.
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Mi PERDICIÓN
RomanceKeily Andersson, una joven responsable que está a punto de culminar sus estudios en el área de Diseños de Interiores en una Universidad de Mérida, en la cual obtuvo una beca por su buen desempeño. Es una chica de buenos sentimientos y entusiasta que...