Capitulo 4

1.6K 91 11
                                    

Evelyn frunció el ceño cuando vio a Atticus salir de la habitación,

pero no intentó detenerlo. Levantó una ceja; ¿en serio había pasado

por alto una oportunidad de abrazarla desnuda?

—Jonah, espero que recuerdes que te dije que sólo me llamases

si era absolutamente necesario — susurró Atticus alejándose de la

suite. Miró arriba y abajo por el pasillo. Odiaba a los curiosos. No

parecía haber nadie, pero, aun así, el rey siguió hablando bajo por si

se trataba de una emergencia militar, social o política—. Habla,

pedazo de idiota...

—Guau, ¿te he pillado en mal momento? — preguntó Jonah.

—Todo cuanto voy a decirte es que espero que esto sea

importante o te vas a pasar mucho tiempo bajo el látigo y hasta un

par de meses sin probar la sangre — gruñó él.

No tenía previsto hacer realidad sus amenazas, pero en ese

instante nada le habría gustado más que asestar unos cuantos

latigazos a Jonah hasta que tuviese la piel hecha trizas.

«Ahora que Evelyn empezaba a mostrar signos de simpatía

hacia mí, a sentir lástima por mí, a creer que hay buenas razones

tras mi horrible comportamiento, vas tú y te cargas el momento,

jodido bastardo. Si no fueses tan bueno en tu trabajo ayudándome a

gobernar este puto planeta, te juro que no sobrevivirías a esta

noche, gilipollas.»

—Vaya, veo que es mal momento entonces — rio Jonah—. No

me digas que te he llamado en medio de un polvo, porque, si es así,

esto puede esperar...

—¡Cierra el pico! — rugió Atticus sin querer porque Evelyn podría

oírlo desde la suite. Corrió hacia el otro extremo del pasillo para

asegurarse de poner un poco de distancia entre él y la habitación.

No quería que ella lo oyese—. Habla de una vez, ya te has cargado

el momento, así que espero que sea algo por lo que merezca la

pena llamarme.

—¿Estás empalmado? — Jonah rio desde el otro lado de la línea.

Obviamente, la situación le parecía la mar de graciosa.

—¿Quieres morir? — respondió Atticus en su habitual tono

intimidatorio y amenazador—. Porque, si no me dices de qué va

esto de una vez, te mataré. Lo prometo.

—Perdona, es que pensaba que sería un poco raro hablar

contigo sabiendo que estabas excitado y la tenías dura. — Jonah

soltó una carcajada y Atticus casi pudo ver cómo su propia cara se

le ponía cada vez más roja—. Sólo dime que no estabas a media

faena con ella, porque, si lo estabas, vuelve y acaba...

—Te lo juro, Jonah, o vas al grano o te despellejaré vivo.

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora