¿Escuchar al corazón o a la cabeza? Es una vieja pregunta que la
humanidad se ha estado haciendo desde el principio de nuestra
civilización.
Una pregunta sin una única y legítima respuesta correcta. ¿Por
qué? Porque los humanos son humanos.
Los humanos son incapaces de predecir lo que no ha sucedido,
y el curso del futuro está en manos del destino y de la voluntad del
universo. La raza humana es un fragmento incompetente que existe
en un ingente volumen de la creación.
Las posibilidades de saber si será nuestra cabeza o nuestro
corazón el que tome la decisión correcta, la decisión que más nos
beneficiaría, son del 50 por ciento. No importa con cuánto cuidado
analicemos una situación, habrá incontables factores externos que
deberemos incluir si queremos predecir con exactitud absoluta el
futuro... Y eso es algo que los humanos son capaces de hacer.
Un colgante de oro macizo. Un círculo dorado perfecto con las
letras «AL» en su interior, las iniciales de Atticus Lamia, aunque
colgado de una delgada cadena de oro, parecía muy pesado
alrededor del cuello de Evelyn.
Le caía en el centro del pecho, al mismo nivel que su corazón,
justo sobre el busto. El metal precioso contrastaba con su piel
blanca como el marfil de temperatura inusualmente fría. Evelyn se
sentía como si la hubiesen marcado o etiquetado. Las letras «AL»
eran una especie de advertencia para avisar a todo el mundo de que
ella era propiedad del rey y nadie podía tocarla ni hablarle, a no ser
que esa persona quisiera morir.
Se sentía como una mercancía: el colgante la hacía sentirse
como un objeto material. Al principio quiso rebelarse contra ello, tirar
el collar lo más lejos que pudiese, pero no lo hizo.
La joya era la forma que tenía Atticus de decirle que seguía
siendo de su propiedad y que ello debía ser tenido en cuenta
durante cada uno de sus movimientos ese día. Era un objeto para
recordarle que fuese cauta, para advertirle de que, si deseaba
escapar de nuevo, él la atraparía. Puede que él le estuviese dando
una oportunidad para saborear la libertad, pero seguía siendo
Atticus Lamia, y no era un hombre que se diera por vencido
fácilmente.
Bajó la vista al colgante mientras el elegante vehículo negro
corría. «"AL"... — Puso los ojos en blanco al pensarlo—. Aunque la
mona se vista de seda...», se recordó.
Cuando el recepcionista del hotel Shangri-La le había dado el
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...