Capitulo 51

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La expresión de Atticus no fue de sorpresa. Su cuerpo no dio un

respingo; no le dirigió a Ethan una mirada arrogante ni temerosa. En

vez de eso, su semblante era sereno, y por todo ello Ethan supo que

había dado en el clavo.

—Se llamaba Mira — admitió Atticus con un gran suspiro—. Nos

conocimos hace mucho. Yo la amaba.

—Y ¿murió a causa del bebé? — preguntó él—. ¿En el parto?

—No. — El rey negó con la cabeza—. El bebé no la mató. Lo hice

yo. Yo maté al niño, ella se enteró y... puso fin a su vida porque ya

no podía soportar mi martirizante presencia. Mira murió odiándome.

Me transmitió sus últimas palabras en su nota de suicidio. — Rio con

pesar—. Dijo que era el hombre más apuesto, encantador y

cautivador que había conocido, pero también la criatura más

horrible, repugnante y diabólica. Me deseó una eternidad de

desgracias. Todo muy distinto de las cartas de amor que habíamos

intercambiado cuando nos conocimos.

Ethan frunció el ceño y se quedó callado unos segundos, hasta

que sentenció:

—Estás repitiendo la misma historia. ¿Qué crees que hará

Evelyn cuando se entere de que has matado a su bebé? ¡La

destrozarás! No importa si es tuyo o mío. Amará la vida que crece

dentro de ella. Lo sé. Le has robado demasiadas cosas ya, no le

arrebates este niño también. Está rota, pero el milagro de un hijo

podría salvarla. ¿No ves que ese niño es lo mejor que podría

haberte pasado?

—No lo entiendes.

—¿Qué es lo que no entiendo, Atticus? ¿Qué es lo que hay que

entender sobre el vínculo entre una madre y un hijo? Por el amor de

Dios, ¿es que no eres capaz de ver lo mucho que te odio, lo mucho

que odio el hecho de que básicamente tienes las manos alrededor

del cuello de cada criatura que respira en este planeta? ¡Odio que

puedas hacer lo que te dé la gana sin tener que atenerte a las

consecuencias! Y, aun así, te estoy ayudando. Por Dios bendito,

¡date cuenta de una vez! Atticus, lo juro, si no salvas a ese niño, me

da igual cuántas vidas ponga en peligro, iré a por mi chica y

saldremos de este maldito agujero. Y me aseguraré de que no tenga

que preocuparse por ti nunca más.

El vampiro sonrió sin muchas ganas.

—¿Con cuántas mujeres crees que me he acostado en mi vida?

Piensa en las probabilidades, Ethan. Ten eso en mente. Ahora,

añade que nunca pude saber a ciencia cierta si el niño de Mira era

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora