Capitulo 21

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—¡Vete! — gritó Samuel por última vez después de empujar a Evelyn

para que saliera y cerrar de un portazo.

Durante su corta vida humana, Aspen había sido testigo del

poder de la Oscuridad, de cómo ésta podía invadir el cuerpo de

hombres y mujeres inocentes y con almas nobles. A veces había

sido él el objeto de su ira, a veces el objeto de su ira habían sido

otras personas: hombres y mujeres de todas las edades, siempre

que fuesen menos ricos y poderosos que quien cometía los abusos.

Las iracundas palabras de Samuel habían rebotado contra las

paredes mientras éste sacaba a Evelyn del apartamento a

empujones. Pese a haber sido testigo de los males del mundo

durante toda su vida, Aspen no pudo sentirse apenado al ver la

escena. Había algo extraño en los ojos de Samuel cuando había

echado a la muchacha del apartamento, algo distinto de la habitual

ira, la agresión, la ferocidad y la furia.

—¿Samuel? — pronunció en voz baja el nombre de su no

siempre amable amigo—. Pensaba que querías hacerle algunas

preguntas... ¿Por qué la has echado? ¡Nos iba a ayudar a encontrar

a Kainsius! Pensaba que querías sonsacarle información... — Aspen

se vio interrumpido antes de poder acabar la frase.

—¡Cállate!

Samuel se volvió hacia él con los ojos llorosos y se sacó del

bolsillo lo que este último percibió como un trozo de roca. Cruzó la

habitación y le puso el objeto en la mano

Era una reluciente bala de color negro. Quemada y deformada,

pero una bala, al fin y al cabo.

«Alguien tiene que haber usado esta bala», pensó Aspen

tocando el pequeño objeto metálico que tenía en la mano.

—No sé si tiene ningún valor o no — dijo Samuel

apresuradamente, cambiando el peso de una pierna a la otra. Le

temblaban ligeramente las manos, sólo un poco, pero le temblaban

—, pero la perra dijo que Atticus se la había dado para protegerse,

así que puede que tenga algún tipo de valor.

—¿De dónde la has sacado? — preguntó Aspen examinando la

bala—. ¿Qué pasa, Samuel? ¿No querías hacerle unas preguntas a

Evelyn y averiguar dónde está Kainsius?

—Es demasiado tarde para eso. No debería haberla ayudado.

Debería haberla dejado morir. ¡No me puedo creer que haya sido

tan estúpido! Esa chica es la niña de los ojos de Atticus, era

imposible que la dejara sola por ahí sin algún tipo de vigilancia, de

mecanismo de control para asegurarse de que estaba bien. ¿Cómo

he sido tan estúpido?

—¡Samuel! — exclamó Aspen—. ¿Qué demonios pasa? ¡Dímelo!

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora