Capitulo 75

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Un halo de luz dorada iluminaba los pasillos, alargados y anchos,

que se extendían por cada rincón de aquel inmenso lugar como las

raíces de un árbol muy antiguo.

Por primera vez, Evelyn cayó en la cuenta de que nunca le había

pedido a Atticus que la llevara a hacer una visita por el palacio. La

idea de no haber visto nada más allá del edificio en el que se

encontraba su habitación, de no haber contemplado aquella

construcción en todo su esplendor, la llenó de pena. ¡Si no sabía ni

cómo de grande era! Cuando se había escapado con Ethan hacía

unas semanas, habían andado hasta las mazmorras y había sido

una larga caminata. El plan que acababa de poner en marcha hacía

un rato había aguzado sus sentidos. Pensó que quizá ahora ya

nunca haría esa visita por la casa de Atticus. Sin embargo, intentó

no pensar en ello.

El vestido que llevaba era uno de los muchos que el rey había

pedido que confeccionasen especialmente para ella. Por

experiencias previas sabía que la forma más rápida de conquistar a

una mujer era a través de la ropa y las joyas, aunque esa creencia

había muerto al conocer a Evelyn Blackburn. Ella era la excepción

que confirmaba la regla en todas y cada una de sus técnicas de

seducción.

Una miríada de tonos azules, platas y violetas descendían del

cuello de la joven hasta el suelo. Su pelo había sido rizado

levemente y su cara maquillada. Se había propuesto estar atractiva.

Pensaba que Atticus agradecería el esfuerzo.

Ed y Josh intercambiaron una mirada inquieta; seguían con los

nervios de punta tras el incidente de ese mismo día. Todos sudaban

al acordarse de aquellos momentos de nerviosismo. Atticus sería

capaz de hacer arder el mundo por Evelyn y, si algo le ocurriese a

ella, no sólo mataría a los responsables, sino a cualquiera asociado

con éstos. Era una ley no escrita en palacio. Cuando habían oído

aquel chillido proveniente de la habitación de Evelyn hacía un par de

horas, los cuatro guardias pensaron que se trataba de los gritos de

demonios del más allá. Como vampiros de cierta edad y posición,

habían vivido todo tipo de guerras y conflictos, y se esperaba que

actuaran con calma hasta bajo la mayor presión. Habían sido

entrenados para no temerle a nada.

Pero cuando el grito de Evelyn llegó desde el otro lado de las

puertas de acero, los cuatro sintieron miedo por primera vez desde

hacía siglos. Al instante habían entrado en el cuarto, pero al

principio las pesadas puertas se habían negado a ceder. Por mucho

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora