Capitulo74

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Por una vez, Evelyn agradeció la presencia de las puertas dobles de

acero de su habitación, porque le salvaron la vida. Eran muy

pesadas, y para abrirlas era necesario utilizar ambas manos. Le

habría gustado preguntarle a Atticus qué había pasado por su mente

para decidir instalar semejantes portalones allí, en su cuarto,

aunque suponía que en realidad no era más que otra simple

cortapisa.

Cuando la puerta acabó de abrirse, Evelyn vio precisamente el

rostro de Atticus. Llevaba un traje de tres piezas y estaba tan

atractivo y deslumbrante como siempre. Inclinó la cabeza cortés al

verla. La joven reprimió el impulso de salir corriendo a coger la rosa

blanca y esconderla en el cajón. La culpabilidad era algo peligroso y

poderoso. «No tengo nada de lo que sentirme culpable», se dijo de

inmediato. Su mano seguía aferrada con fuerza al pomo de la

puerta.

—¿Qué haces aquí?

Atticus se encogió de hombros.

—Es mi casa.

—¿No tienes asuntos relacionados con el gobierno del mundo

que atender?

—He sacado un poco de tiempo para mi chica favorita — dijo él

sonriendo como si fuesen una pareja normal, de las que van cogidas

de la mano por la calle. Sus ojos eran de un precioso color marrón,

no del tono oscuro que ella estaba acostumbrada a ver.

El vampiro entró en la habitación con paso confiado, como si

todo le perteneciera.

Evelyn puso los ojos en blanco.

—¿Te he invitado a pasar?

—¿Podía pasar?

En un segundo, Atticus se acercó tanto a ella que sus cuerpos

casi se tocaban. Con los labios, acarició la punta de la nariz de la

chica. El momento era extremadamente sensual. Evelyn se apartó

para poner algo de distancia entre ambos.

—Si digo que no, ¿te irás?

—No quiero irme — dijo él apoyando una mano en su cintura—.

Pero eres demasiado terca. Si quieres que me vaya, supongo que

tendré que irme para evitar otro de tus salvajes ataques. — Le tocó

la barbilla con un dedo y la obligó a mirarlo. Sus ojos castaños

permanecían fijos en los azules de Evelyn—. ¿Es eso lo que

quieres, cariño, que me vaya?

La joven no estaba acostumbrada a que Atticus le pidiera

permiso o le consultara su opinión, y se preguntó si eso tendría que

ver con que Lucifer la hubiese visitado. ¿Lo habría dejado en paz a

él? ¿Era ese Atticus un Atticus libre del influjo de la Oscuridad?

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora