—Yo... — empezó a decir Evelyn, pero esa única y breve palabra se
le atragantó y no fue capaz de decir nada más.
Atticus se echó a reír. Lo conmovía lo inocente que era.
—Incluso después de todo este tiempo te resistes a entender
que no puedes esconderme nada de lo que hagas. No estoy seguro
de si debería alegrarme o alarmarme ante tal muestra de optimismo.
Evelyn entornó los ojos. Sus palabras paternalistas la espolearon
de nuevo.
—¿Cómo te enteraste?
—Te vi.
—¿Me seguiste? — Su voz se elevó un tono—. Dijiste que no lo
harías.
—Nunca dije que no te seguiría. Dije que te concedería algo de
libertad durante un día o dos y que podías hacer lo que quisieras en
ese tiempo. Pero nunca dije que no te seguiría para asegurarme de
que no se te ocurría hacer nada que no debías.
—Me mentiste.
Atticus puso los ojos en blanco y suspiró.
—No, no te mentí, simplemente no te dije toda la verdad, pero
incluso si te hubiera mentido, ¿qué más da? La gente miente todo el
tiempo. No he llegado a donde estoy siguiendo las normas y
comportándome como un santo.
Ella negó con la cabeza, incapaz de creer lo que estaba oyendo.
—¿Y esperas que te quiera? ¿Cómo podría querer a alguien en
quien ni siquiera puedo confiar?
—Lo siento — se disculpó Atticus, pero Evelyn dudaba de la
sinceridad de sus palabras.
El rey alargó la mano para acariciarle la rodilla, visible cuando la
suave seda de su camisón dejó al descubierto su piel pálida. Ella
apartó la pierna.
—¿Por qué? — se limitó a preguntar.
Atticus se mordió el labio. Ella creyó que estaba sopesando qué
decirle, considerando las varias opciones. Pensó que cambiaría de
tema, pero se equivocaba.
—Te estaba poniendo a prueba, Evelyn. Quería saber si lo que
sentías por Hansel era genuino. Dijiste que tus sentimientos hacia él
no eran más que platónicos, pero no me lo creo. Lo veo en cómo
cambia tu expresión cada vez que oyes su nombre. — Apartó la vista
con la mandíbula apretada—. Al principio no quería creérmelo, pero
ahora ya no puedo ignorar la verdad flagrante que tengo delante de
mis narices como una señal de alarma.
Ella le dirigió una mirada que parecía querer decir: «¿Va en
serio?».
—Estás loco — replicó.
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...