Atticus miró a Ethan sin verlo durante un par de segundos antes de
contestar y, cuando por fin lo hizo, desvió la vista.
—No quiero que tenga un niño — declaró—. Sería una tontería
salvarlo si de todos modos voy a poner fin a su vida tarde o
temprano.
—Es el hijo de Evelyn, ¿no crees que ella tiene derecho a decidir
si vive o muere? ¡Ni siquiera sabe que va a ser madre!
—Y nunca lo sabrá — añadió Atticus tajante, ahora mirando a
Ethan con una sonrisa maligna, en un discreto acto premonitorio que
el muchacho no necesitaba ver.
Ya se había imaginado que habría consecuencias si se atrevía a
decir que sabía que algo crecía en el vientre de Evelyn sin el
permiso del rey. Seguro que aquello terminaba con una masacre de
gente que tenía un gran peso tanto en su corazón como en el de
ella.
—Lo sabrá tarde o temprano. Eres consciente de que el cuerpo
de una mujer cambia cuando está encinta, ¿no?
—Obviamente — respondió el rey—. Pero el bebé habrá muerto
antes de que sea consciente de ello. Jamás lo sabrá. Yo me
encargaré de que nunca se entere.
—¿Cómo de avanzada está?
—No es asunto tuyo.
—¿Quiere eso decir que no lo sabes? — preguntó Ethan
demasiado esperanzado.
—El niño no es tuyo, sino mío, así que mantente al margen —
susurró Atticus—. ¿Es por eso por lo que estás aquí? ¿Para
preguntarme por qué no voy a salvar la vida de mi propio
descendiente? Porque, si es así, ya conoces la respuesta,
simplemente porque no quiero hijos. No quiero que nadie se
interponga entre Evelyn y yo, ¡no quiero que un niño me la arrebate
y la aparte de mí! Es mía y no la compartiré con nadie, ni siquiera
con mi propio hijo.
Se habían vuelto las tornas, y ahora fue el turno de Ethan para
sonreír. Atticus era un actor de primera y un maestro de la
manipulación. Aun así, la inteligencia del muchacho y su habilidad
para leer la mente de la gente eran demasiado agudas como para
que lo engañasen.
—Mientes — replicó.
—Vete.
—Un hijo no apartaría a Evelyn de ti, sino que os uniría.
Reforzaría vuestro vínculo y, además, al tener la vida del pequeño
en tus manos, ella ya nunca te dejaría.
—No estoy de humor para jugar a psiquiatras y pacientes
contigo. Esto no te incumbe, así que, si no tienes nada más que
ofrecerme, te sugiero que te vayas antes de que te mate.
ESTÁS LEYENDO
Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...