Atticus contempló la diminuta figura de Evelyn sobre la cama, en
posición fetal, desde la mesa que había al otro lado de la estancia.
Estaba totalmente quieta. El único movimiento visible era la
regular expansión y contracción de su caja torácica, expandiéndose
y contrayéndose al ritmo del aire que entraba y salía por sus
pulmones.
Tras horas y horas de disculpas y promesas, la joven seguía
negándose a reaccionar al tacto, a los besos y a la voz de Atticus.
Su expresión mientras intentaba enfocar la mirada en él era
aterradora. La crueldad de las acciones de Ethan la había
desquiciado, tal como el rey esperaba. La había roto del todo.
Ahora, a ojos de Atticus, estaba desmoronándose lentamente ante
la presión de la vida que debía vivir.
Él levantó la copa de cristal llena de sangre y se la llevó a los
labios. El sabor era agradable, pero no le proporcionó el mismo
alivio que el alcohol, con su forma de nublarle la conciencia.
Necesitaba desesperadamente notar algún tipo de licor fuerte
bajándole por la garganta para eliminar todo sentimiento de culpa,
indiscreción, abominación y odio hacia sí mismo.
Sólo pensar en un vaso de whisky lo hizo salivar. Sin embargo,
no podía dejar que el alcohol nublara su mente y ejerciera influencia
sobre sus actos. Ahora no.
No se fiaba de sí mismo. No sabía qué actos atroces podía llegar
a cometer encerrado en una habitación con Evelyn en aquel estado,
sin nada ni nadie en el mundo para impedirle que hiciera lo que
quisiera con ella. Además de la Oscuridad, claro. Pero ésta no iba a
luchar precisamente por defender la única cosa que lo mantenía
cuerdo y relativamente estable.
Se maldijo en silencio a sí mismo por haber querido más poder
tantos años atrás, y a Venecia por haberlo convertido en la criatura
más poderosa del universo. Si no hubiera sido por su inmenso
poder, la Oscuridad no se sentiría tan atraída por él.
El vampiro recordaba las historias que su madre solía contarle
acerca de que en el mundo había seres que pertenecían a la Luz y
seres que pertenecían a la Oscuridad; cómo ambas coexistían, pero
estaban siempre enzarzadas en una lucha continua por obtener
mayor poder.
Atticus notó fuerzas oscuras recorriéndole el brazo, impeliéndolo
a acercarse a Evelyn y a acabar el acto que había empezado unas
horas antes y que no había consumado por culpa de Hansel.
Una mitad de él quería hacer caso a la Oscuridad y experimentar
el indescriptible placer que el cuerpo de la joven podía
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...