Capitulo 63

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—¡Eso no es de tu incumbencia! — repitió Evelyn poniéndose a la

defensiva.

—Tengo la sensación de que su corazón está tratando de decirle

algo y o bien está demasiado sorda para oírlo o bien prefiere no

hacerlo.

—Ed, cierra el pico — le pidió Josh, el otro vampiro, a su

compañero—. ¡Mantente al margen de esto! ¿O es que quieres que

te maten?

Ed le lanzó una mirada.

—Esta chica es la niña de los ojos de nuestro rey. Su estabilidad

mental es incluso más importante que la de él. Si ella sufre, el rey

sufre.

—Tío, te estás metiendo en un terreno pantanoso.

Ed intentó sonreírle a Evelyn, pero ella no lo miraba.

—¿Quiere hablar de ello?

«Sí, por favor», respondió ella mentalmente, pero en su lugar

dijo:

—No.

—Lo único que consigue al guardárselo es castigarse.

—Lo único que harás será contarle todo lo que te diga a Atticus

— replicó ella entre dientes—. Sé lo que intentas hacer. Quieres

ganarte mi confianza y luego usar la información que obtengas para

complacer a Atticus y... y... — Evelyn no consiguió acabar la frase.

Respiraba con dificultad y el dolor en el pecho comenzaba a ser

demasiado fuerte. El recuerdo de Ethan en la habitación

observándola en la cama con Atticus apareció de nuevo en su

mente. Rememorar su despiadado tono de voz hizo que le entrasen

ganas de llorar. Pensaba que él la quería. Ella lo quería a él. Él era

el motivo por el que valía la pena sufrir todo aquello. Era su rayo de

esperanza en la Oscuridad en la que la había sumergido Atticus.

Había llegado a creer que su amor era algo suficientemente

precioso como para soportar al vampiro, pero ¿ahora?

Había sido traicionada por el hombre al que quería.

Que te rompiesen el corazón era muy doloroso.

En su mente casi estuvo tentada de jugar al juego que le había

propuesto Lucifer para pedirle que le concediera el poder de matar a

Ethan.

Evelyn se relamió.

Quería ver a Ethan muerto.

Quería clavar sus uñas en el pecho de Ethan Redfern y

arrancarle el corazón. Notaría su sangre caliente mientras su mano

se abría paso por su piel y su carne, desgarrándolas, más y más

profundamente hasta notar los latidos de aquel músculo. Quería

tomarlo entre sus manos y apretarlo con fuerza hasta que dejara de

latir.

Pero antes de matarlo, lo haría sufrir.

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora