Atticus y Evelyn estaban en la cama. El torso desnudo de él y el
cálido y delicado cuerpo humano de ella separados solamente por el
fino camisón de seda que llevaba.
Él estaba desnudo.
Ella estaba en la cama con el vampiro tal y como había venido al
mundo. Sólo pensarlo la aterrorizaba. Pero, contra todo pronóstico,
la noche había sido del todo... civilizada.
Había habido momentos de besos apasionados, momentos que
Evelyn había esperado que acabaran mal, momentos que habían
hecho que reconsiderara su plan. En silencio dudaba de sus
habilidades para hacerle cambiar, de su poca capacidad de
mostrarse benevolente, de usar su amor para infundir un poco de
calor en su helado corazón. El objetivo que se había marcado iba
mucho más allá de las competencias de la pobre chica. Aun así,
nunca se sabía: la determinación y la dedicación conseguían a
veces superar todo tipo de dificultades.
Las manos de Atticus habían recorrido su cuerpo. Su tacto era
delicado, pero Evelyn sabía demasiado bien que podía pasar de
hombre amantísimo a bestia agresiva e implacable en cuestión de
segundos. Ella había resistido su primer impulso de apartarlo y
echar a correr tan rápido como sus pies la llevasen.
Necesitaba sentir sus piernas correr todo lo rápido que podían,
escuchar sus pasos reticentes y repetitivos. Necesitaba sentir la
fricción del aire contra su cuerpo mientras ponía más y más
distancia entre ella y Atticus.
Deseaba estar lejos de él, a salvo, pero no se atrevía a mover ni
un músculo. No podía hacerlo.
El rey la acercó todavía más hacia sí. Tenía ambos brazos
alrededor de la cintura de ella y colocó su cuerpo de modo que
Evelyn apoyara la cabeza sobre su pecho. La abrazó con fuerza y
con el pulgar acarició la piel de su nuca.
Oyó el corazón de la chica latiendo fuertemente, más deprisa de
lo normal. Estaba nerviosa y asustada, lo sabía. Lo había estado
desde el momento en que él se había metido en el baño con ella.
Lavarle el pelo y luego el resto del cuerpo le había proporcionado
un placer indescriptible. Le había encantado notar sus miembros
temblorosos al deshacer los nudos de tensión de sus cervicales y su
espalda. Había admirado la forma en que había mantenido los
brazos a los costados y la boca cerrada mientras él le pasaba la
esponja por los delicados pechos.
Se había sentido totalmente hipnotizado por su cuerpo cálido y
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampirosHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...