Atticus sabía que debería haber hecho que Evelyn parara, apartarla
en el mismo momento en que notó sus dulces labios contra su piel.
Aquel simple beso había hecho que millones de chispas estallaran
en lo más profundo de sus músculos, haciendo que todas las
terminaciones nerviosas se le pusieran de punta.
Sabía que debería haberse plantado, siguiendo con su plan, y no
dejarse llevar por el deseo. Quería demostrarle a Evelyn que lo que
sentía por ella no era solamente sexual, que su afecto iba mucho
más allá de lo físico.
Aunque en el mismo momento en que ella empezó a tocarlo,
perdió toda su fuerza de voluntad. ¡Lo había estado haciendo tan
bien! ¡Había hecho tantos progresos esa noche! Pero era tan raro
que Evelyn lo tocase voluntariamente y de aquella forma tan
seductora que se llevó por delante sus aspiraciones y su autocontrol
como un tornado metafísico.
Notó su mano, ligera como una pluma, dirigirse provocativa hacia
su polla erecta. Quería acariciarla desesperadamente. Ella siguió
dándole besos en el torso desnudo. Eso hizo que las fantasías más
oscuras de Atticus empezaran a poblar su mente. Soñaba con
Evelyn gimiendo y restregándose contra él, suplicándole que la
hiciese suya. Al imaginarlo, estuvo a punto de correrse.
Por instinto, una de sus manos descendió para tocar el sexo de
ella. La deseaba tanto... Necesitaba sentirla, notar sus caderas
contra las suyas, sus labios contra los suyos, su sexo contra el
suyo..., le daba igual, fuera lo que fuese. La necesitaba.
—Entonces ¿tenemos un trato? — preguntó Evelyn.
Su voz sacó a Atticus de su ensoñación.
—¿Eh? — murmuró. Su mente no había vuelto del todo al mundo
real. Los besos de ella fueron descendiendo por el cuerpo de
Atticus, que dejó escapar un gemido de placer. Tentativamente, la
joven acarició el largo y duro pene con sus pequeñas manos.
Estaba claro que no tenía mucha experiencia, pero tampoco era una
completa principiante: había aprendido algunas cosas durante su
breve romance antes de que ellos se conocieran.
Sus labios seguían bajando, y Atticus se sintió como flotando.
Parecía que nada más allá del contacto entre la piel de ambos
importaba ya. Se perdió en el momento, y su mente se elevó hasta
el cielo.
«Dios», pensó. Los labios de Evelyn estaban a apenas unos
centímetros de su zona más erógena. Cometió la equivocación de
mirar hacia abajo y vio a su precioso ángel de cabello oscuro
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...