Capitulo 27

808 53 16
                                    

Jonah oyó el sonido de dos cuerpos golpeando rítmicamente el uno

contra el otro, los jadeos desesperados de una mujer al borde del

orgasmo, y notó el olor de las endorfinas liberadas durante el sexo.

Se apoyó en la puerta y se preguntó si debía abrirla o no. Decidió

hacerlo. Entonces oyó el gruñido de frustración de Atticus, que miró

a la chica y le ordenó:

—Córrete cuando yo te diga.

Ella no respondió.

Como Jonah había esperado, Atticus estaba entre las piernas de

una preciosa pelirroja con unos pechos enormes.

—¿Qué quieres? — preguntó el rey, todavía ocupado con la

chica, que tenía las piernas rodeándole con fuerza la cintura y no

paraba de temblar y de gemir.

Jonah miró por la habitación con rapidez y contó un total de doce

cuerpos sin vida. Entre ellos descubrió unas facciones conocidas:

una muchacha de piel tostada con los labios carnosos y los pechos

turgentes. El vampiro suspiró: era la que hacía las mejores

mamadas.

—Colega, ¿a cuántas mujeres del palacio planeas cargarte?

Llevas aquí un día, y la cuenta asciende ya a treinta y una.

El rey ignoró a su asesor favorito. Apartó una mano de las

caderas de la pelirroja y la puso en su mejilla.

—¿Quién es tu rey? — le preguntó.

—¡Tú! — respondió ella entre gemidos.

Sus pechos rebotaron con violencia cuando Atticus aumentó la

velocidad con que la penetraba. Los gemidos de la chica se

aceleraron también, y Atticus supo que estaba a punto de alcanzar

de nuevo el orgasmo.

—¿A quién perteneces? — rugió penetrándola con más fuerza.

—A ti..., te pertenezco a ti, mi... — Antes de que pudiera terminar

la frase, en un momento de furia, Atticus le arrancó la cabeza de los

hombros y la lanzó al otro lado de la estancia.

—Me parece que el sexo no te está poniendo de mejor humor —

rio Jonah, esquivando por poco la cabeza de la muchacha—. A ver,

¿te has tirado a treinta y dos doncellas con ésta y todavía no has

podido correrte?

Atticus sacó su miembro del cuerpo de la pelirroja y se cubrió

con una bata antes de que Jonah acabara de hablar.

—No — respondió en un tono que denotaba un profundo

malestar.

Cruzó la habitación hasta el minibar y se sirvió un vaso de

whisky.

—Sexo, alcohol y asesinatos en masa, tus tres cosas favoritas,

¡vamos..., anímate! Tengo una botella de Dalmore de trescientos

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora