Jonah oyó el sonido de dos cuerpos golpeando rítmicamente el uno
contra el otro, los jadeos desesperados de una mujer al borde del
orgasmo, y notó el olor de las endorfinas liberadas durante el sexo.
Se apoyó en la puerta y se preguntó si debía abrirla o no. Decidió
hacerlo. Entonces oyó el gruñido de frustración de Atticus, que miró
a la chica y le ordenó:
—Córrete cuando yo te diga.
Ella no respondió.
Como Jonah había esperado, Atticus estaba entre las piernas de
una preciosa pelirroja con unos pechos enormes.
—¿Qué quieres? — preguntó el rey, todavía ocupado con la
chica, que tenía las piernas rodeándole con fuerza la cintura y no
paraba de temblar y de gemir.
Jonah miró por la habitación con rapidez y contó un total de doce
cuerpos sin vida. Entre ellos descubrió unas facciones conocidas:
una muchacha de piel tostada con los labios carnosos y los pechos
turgentes. El vampiro suspiró: era la que hacía las mejores
mamadas.
—Colega, ¿a cuántas mujeres del palacio planeas cargarte?
Llevas aquí un día, y la cuenta asciende ya a treinta y una.
El rey ignoró a su asesor favorito. Apartó una mano de las
caderas de la pelirroja y la puso en su mejilla.
—¿Quién es tu rey? — le preguntó.
—¡Tú! — respondió ella entre gemidos.
Sus pechos rebotaron con violencia cuando Atticus aumentó la
velocidad con que la penetraba. Los gemidos de la chica se
aceleraron también, y Atticus supo que estaba a punto de alcanzar
de nuevo el orgasmo.
—¿A quién perteneces? — rugió penetrándola con más fuerza.
—A ti..., te pertenezco a ti, mi... — Antes de que pudiera terminar
la frase, en un momento de furia, Atticus le arrancó la cabeza de los
hombros y la lanzó al otro lado de la estancia.
—Me parece que el sexo no te está poniendo de mejor humor —
rio Jonah, esquivando por poco la cabeza de la muchacha—. A ver,
¿te has tirado a treinta y dos doncellas con ésta y todavía no has
podido correrte?
Atticus sacó su miembro del cuerpo de la pelirroja y se cubrió
con una bata antes de que Jonah acabara de hablar.
—No — respondió en un tono que denotaba un profundo
malestar.
Cruzó la habitación hasta el minibar y se sirvió un vaso de
whisky.
—Sexo, alcohol y asesinatos en masa, tus tres cosas favoritas,
¡vamos..., anímate! Tengo una botella de Dalmore de trescientos
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...