Capitulo 9

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Atticus cumplió su promesa.

Durante toda la noche, mantuvo sus manos alejadas de Evelyn.

Bueno, no de forma literal, porque su torso estuvo todo el tiempo

pegado a la espalda de la camisa de ella, su propia camisa, de

hecho.

Se había quedado dormida en sus brazos, con su camisa

puesta. Pensarlo lo hizo sonreír cuando se despertó temprano esa

mañana. También estaba indescriptiblemente orgulloso de sí mismo,

y muy sorprendido al mismo tiempo, de haber podido pasar la noche

sin intentar nada, teniendo el cuerpo de ella tan cerca y en una

posición tan íntima. Pensó que era imposible que no acabara por

sucumbir a la tentación, pero no lo hizo, y se sentía

excepcionalmente bien por ello.

El sol asomaba por los perfiles de los rascacielos de Utopía

cuando Atticus se deslizó entre las sábanas sin hacer ruido y se

sentó al borde de la cama. Su sonrisa se agrandó aún más al

echarle una mirada a Evelyn, que seguía durmiendo plácidamente.

Su ángel de cabello oscuro, a quien había abrazado toda la

noche, dormido en su cama. Era la segunda noche seguida que se

levantaba con ella entre sus brazos. Aunque debía admitir que

prefería cómo se habían levantado la mañana anterior, sin ningún

tipo de material separando sus cuerpos, con su piel desnuda

brillando a la luz del amanecer.

«Me ha pedido una noche sin sexo y eso es lo que le he dado»,

pensó sorprendido y satisfecho de sí mismo.

Había creído que la tentación sería demasiado difícil de evitar.

Había pensado que la noche le resultaría insoportable y dolorosa,

pero no lo había sido. Había transcurrido de forma pacífica y

relajada, incluso placentera. Y todo porque la había estrechado

entre sus brazos.

Disfrutaba durmiendo abrazado a Evelyn más de lo que había

anticipado, y haberlo hecho dos veces seguidas le preocupaba por

si después no conseguía acostumbrarse de nuevo a la inmensidad

de su gran cama vacía. Normalmente no dejaba que sus fulanas se

quedaran en su habitación tras una sesión de sexo, y mucho menos

a dormir.

Pero Evelyn era diferente.

Miró el despertador: las 6.12.

Era hora de irse. Tenía que revisar con Jonah los últimos

informes de defensa, aunque en realidad no eran tan urgentes.

Nunca nada sería tan urgente como para que tuviera que apartarse

del lado de Evelyn y dejarla aventurarse sola en una ciudad

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora